Impacto psicológico de la alopecia

No importa si los datos son de un informe de una marca de cosméticos o de un estudio universitario: a todo el mundo, sea mujer, hombre, adolescente o de edad avanzada, le preocupa su cabello. A ellas más, pero también a ellos. Sobre todo en las relaciones sociales, pero también en las laborales. El cabello influye de forma muy notable en la percepción de uno mismo y, por tanto, en la proyección hacia los demás.

El cine y la literatura, reflejo de nuestra vida, siempre han dado importancia al cabello. Cuando un personaje describe cómo de entusiasmado está por haber conocido a alguien que le gusta, lo normal es que hable de sus ojos, alguna vez de su boca y, también, de su cabello. Las mejillas, las cejas o las orejas, por ejemplo, quedarían para personajes con poderes de observación más particulares. Los ojos, la boca y el cabello son los rasgos más frecuentes con los que empezamos a describir a una persona. No es casualidad: cuando hablamos con alguien, sus ojos se llevan la mayor parte de nuestra atención, es lo que más miramos mientras hablamos. La boca, por su parte, transmite mucho significado, a veces incluso más que los ojos, y nos dice qué impresión causa lo que estamos diciendo: ¿hay sonrisas, carcajadas, expresiones de asombro? Entonces la conversación va bien. ¿La persona que tenemos enfrente tiene los labios pegados y sólo los separa para pronunciar “ya”, “claro” o “ejem…”? Mal asunto.

El cabello, el marco de nuestra expresión

Si los ojos y la boca son las partes más expresivas del rostro, el cabello es una especie de marco. Un cabello saludable mejorará la expresión de nuestro rostro, lo que transmitimos; un cabello en mal estado lo empeorará.
Nuestro cabello es visible para los demás en casi todas las situaciones. Podemos ocultarlo bajo un sombrero, una gorra o disimular que no está muy presentable con una coleta o un recogido sencillo, pero esas soluciones son temporales. Lo normal es que la gente vea nuestro cabello, y que lo vea fácilmente, de un vistazo. Es una de las partes de nuestro cuerpo que de forma más directa nos identifica a los demás y, al contrario que con los ojos o con la boca, no tenemos mucho margen de maniobra para expresar o dejar de expresar: no podemos mantener un rictus serio ni podemos disimular que nuestro cabello no está bien. Sabemos de la importancia de nuestro cabello y, al mismo tiempo, sabemos también que somos un poco impotentes sobre lo que podemos expresar o no con él. Por eso nos afecta tanto a la autoestima. Y por eso es tan importante conocer qué posibilidades tenemos a nuestro alcance para mejorarlo y, por tanto, sentirnos mucho mejor con nosotros mismos.

Alopecia y autoestima: estrategias

Si el cabello influye de forma decisiva en nuestra autoestima, la falta de cabello lo hace todavía más. La alopecia afecta a la autoestima mucho más que otras enfermedades más graves pero que son menos visibles. Por ello, es fundamental explicar que hay recursos para combatir la alopecia: tratamientos para reducir el avance de la alopecia y soluciones definitivas cuando la alopecia está plenamente desarrollada.

Prevención al principio de la alopecia

Mientras la alopecia androgénica avanza, cuando las entradas se hacen cada vez más visibles y empieza a clarear la coronilla, la mejor herramienta para ralentizar el avance de la caída del cabello es la estimulación de los folículos pilosos. Es como si diéramos un espaldarazo a los folículos pilosos en forma de un chute de nutrientes. Es la vasodilatación, que consiste en estimular los vasos sanguíneos que están bajo el cuero cabelludo para que hagan circular más sangre y, con ella, lleguen más nutrientes a los folículos pilosos. Los folículos que ya hayan sido destruidos por la alopecia no van a volver a la vida, pero aquellos que se encuentren dañados se verán reforzados para que sigan con su trabajo de hacer crecer cabello. No es ésta una mala estrategia.

Alopecia avanzada

Cuando la alopecia ya está plenamente desarrollada, con un retroceso de la línea de crecimiento del cabello sobre la frente y una claridad más que visible en la zona de la coronilla, es momento para las soluciones definitivas.
Las mejores son tres: el microinjerto capilar, para tapar zonas afectadas con la incursión del cabello sano del propio paciente; los sistemas de integración capilar, que son mallas transpirables con cabello natural que tapan las zonas necesitadas de pelo; y las pelucas.
Cualquier de estas opciones, ya estemos hablando de alopecias en desarrollo o avanzadas, ya se trate de hombres o de mujeres, servirá para recuperar la autoestima. Buena parte de la pérdida de la confianza y de la ansiedad radica en que la persona que sufre alopecia no siente que puede controlar su imagen; piensa que es la alopecia quien define su apariencia y que no le deja ningún margen de acción. Y esto es cierto. Sólo al enfrentarse a la alopecia con una estrategia ganadora, el paciente recuperará su control sobre su aspecto y mejorará su autoestima.