“A mí también me gustaría empezar a nadar/correr/montar en bici/hacer algo de deporte, pero no tengo tiempo”. Es la respuesta típica cuando otra persona anuncia que ha empezado a practicar algún deporte. Pero lo cierto es que sólo en muy pocos casos esta respuesta está justificada: hay deportes que necesitan muy poco tiempo, apenas una hora o dos durante la semana, para ser practicados. El post de hoy está dirigido a todas aquellas personas que han decidido reservar un par de ratos a la semana para practicar algún deporte y tienen dudas sobre cuál escoger. Hemos seleccionado tres deportes accesibles y fácilmente adaptables para todas las edades y condiciones físicas.
Nadar es, de los tres deportes de este post, el que más pereza suele dar. Primero, porque hay que desplazarse a una piscina para practicarlo (tanto si montas en bici como si corres, el recorrido puede empezar en el momento en que sales de casa); segundo, porque en invierno se hace muy incómodo someter al cuerpo a tantos cambios de temperatura y humedad; y tercero, porque no todos los municipios tienen piscinas disponibles y, cuando las hay, suelen saturarse.
Sin embargo, todas estas desventajas quedan olvidadas por las ventajas de nadar. La primera, y quizá la menos evidente, es que es un deporte que cualquiera puede practicar, y aquí entran no sólo todas las edades, sino también todas las condiciones físicas. Moverse en el agua es mucho más sencillo que hacerlo en la superficie, así que nadar es un ejercicio excelente para quienes sufren de dolencias o tienen movimientos limitados.
Otro punto a favor derivado de moverse con menor resistencia es que las articulaciones sufren mucho menos que, por ejemplo, al correr. Tanto los brazos como las piernas no golpean contra superficies duras, sino que lo hacen contra el líquido.
Otra ventaja de nadar es que se puede adaptar fácilmente. Los niveles pueden ir desde la gimnasia acuática, que no sería natación pero nos vale también, hasta la natación propiamente dicha. Puedes nadar un par de largos al día o un par de kilómetros, lo que quieras. La natación es un reto tanto para los que empiezan como para los que quieren probarse a sí mismos.
Quienes pensaron que la moda de correr se acabaría hace años se equivocaban: la moda runner sigue viva. No hay campaña solidaria que se precie que no tenga una carrera de recaudación ni famosa de turno que confiese que le gusta correr. ¿A qué se debe esta fiebre por correr?
Básicamente, a que, en principio, cualquiera puede correr. Esto es una verdad a medias, pues lo cierto es que lo que hace la mayoría de corredores es el llamado trote cochinero, una versión acelerada del clásico “ir rápido a todos los sitios”. No es andar rápido, pero tampoco es correr. ¿Es eso un deporte? Bueno, no aparecerá nunca en los Juegos Olímpicos, pero es mucho más saludable que no hacer nada.
Correr tiene claros beneficios cardiovasculares, como todos los deportes aeróbicos, es decir, aquellos que exigen un sobreesfuerzo a los pulmones. (“Bueno, todos los deportes son así, ¿no?”, podrás pensar. Lo cierto es que no: los deportes anaeróbicos, como las pesas, por ejemplo, se basan en movimiento de potencia, donde la respiración no tiene tanta importancia).
El problema de correr es, además de que es fácil dejarse llevar y empezar a trotar, que castiga las articulaciones, especialmente en tobillos y rodillas, por lo que no es recomendable para todo el mundo. Otro punto negativo, y sobre el que empiezan a advertir los médicos, es que las pruebas maratonianas no están al alcance de cualquier persona. Los corredores creen que están preparados y durante la carrera se arriesgan a sufrir desmayos y colapsos por sobreesfuerzo. Si quieres correr maratones, consúltalo antes con tu médico de confianza.
Montar en bici tiene dos ventajas importantes sobre los otros dos deportes: suele ser más divertido que nadar o correr, especialmente si hablamos de bici de montaña, y es fácilmente adaptable a nuestro cansancio, pues basta con dejar de pedalear para recuperar el aliento, algo que no puedes hacer mientras nadas o corres.
Hay dos peros importantes: el primero es que necesitas una bici y el segundo, que no todas las ciudades están preparadas para los ciclistas. Si vives en un entorno rural, felicidades, pues casi todo a tu alrededor es un circuito para bicis, pero si resides en una ciudad, es posible que tengas que desplazarte a un parque o incluso a las afueras.
Nades, corras o montes en bici, recuerda que lo más difícil es empezar. Hazlo poco a poco: reserva una o dos ocasiones a la semana para introducirte en cualquiera de estos deportes. Seguro que no tardarás en encontrar sus beneficios.
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