La función principal de las cejas es proteger nuestros ojos del sudor que cae por la frente. No parece algo muy importante, pero si no existieran, seguro que las echaríamos de menos y viviríamos mucho peor. Además de servir como pequeñas barreras, las cejas también aportan algo a nuestra imagen, pues añaden detalles a nuestra expresión (muchos dibujos de caras de ira o de curiosidad empiezan precisamente por las cejas) y son un recurso estético más. Aunque su papel sea secundario, unas cejas bonitas mejoran cualquier rostro.
Cuando están, las cejas pueden aportar más o menos a nuestra imagen, pero su ausencia suele resultar traumática. Normalmente, la pérdida del cabello de la cabeza no suele suponer también la caída del pelo de las cejas, pero hay casos en los que sí. Por ejemplo, en la alopecia frontal fibrosante, la alopecia característica de las mujeres que han pasado la menopausia. La línea del nacimiento del cabello se retrasa y provoca que la frente gane terreno, desplazando el cabello hacia la parte superior de la cabeza. En muchos casos esta alopecia provoca también la caída del pelo de las cejas, total o parcialmente.
Algo parecido sucede con la alopecia areata, cuyas versiones más agresivas, como la total o la universal, también provocan la pérdida de las cejas.
La tricotilomanía, una enfermedad que consiste en arrancarse el pelo compulsivamente, puede causar la pérdida irreversible del cabello de las cejas, y también la toma de pastillas anticonceptivas, aunque sus efectos suelen desaparecer una vez se dejan de tomar. Todas ellas son causas habituales, pero lo que provoca con mayor facilidad la pérdida de las cejas es la depilación continua de esa zona. Esto se debe a que el ciclo de vida del pelo, en lo que afecta a los folículos pilosos de esta zona es mucho más corto que en la cabeza, lo que provoca que el cabello crezca más rápido, pero también que el folículo piloso se agote antes y se deteriore. Un ritmo de depilación alto, que apenas deje tiempo para que se recupere el folículo, terminará por dañarlo sensiblemente.
Las dos soluciones más extendidas para recuperar pelo en las cejas son la micropigmentación y el microinjerto capilar en la zona. La micropigmentación consiste en colorear la zona para disimular el pelo que falta. Es un sistema que puede ser más o menos permanente y necesitar de un mantenimiento regular para que luzca realista. Es la solución más barata y menos intrusiva, pero también la que da unos resultados menos naturales.
La otra solución es el microinjerto de cabello en las cejas, cuyos pacientes son en un 95% mujeres de entre 40 y 55 años. Como si de un microinjerto capilar se tratara, se extrae cabello sano del donante, normalmente de la nuca, y se le injerta en la zona de las cejas, siempre manteniendo la orientación y la forma original del pelo de las cejas. La técnica usual es la FUE (Follicular Unit Extraction), la más eficaz. Consiste en extraer uno a uno el pelo a insertar, una operación de cirugía menor con anestesia local que no necesita hospitalización. La intervención suele durar entre 3 y 5 horas, y el periodo de recuperación, que normalmente acarrea un eccema en la zona de la operación, no se alarga más de las 2 o 3 semanas.
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