En posts anteriores hemos hablado de proteínas, de vitaminas, de verduras y hasta de ensaladas que vienen muy bien a tu pelo. Y es así: lo que comemos influye, y mucho, en el aspecto de nuestro cabello. Desde que tengamos más o menos pelo hasta su fortaleza, su longitud y su brillo. Si comemos mejor, tendremos un mejor pelo. En el post de hoy hablaremos de otra fuente de salud para nuestro cabello que también nos llega a través de la dieta: los minerales.
Azufre
El azufre cumple una función importantísima en el cabello: mantiene unidas las moléculas de queratina que forman cada pelo. De hecho, cuando te alisas el cabello lo que haces es debilitar al azufre y conseguir que la queratina pierda la forma; cuando la temperatura vuelve a ser normal, el azufre entra otra vez en funcionamiento y vuelve a mantener la queratina unida.
Lo encontrarás en: un montón de verduras que de un modo u otro se asocian al mal olor, atención: ajo, cebolla, col, coliflor, brócoli.
Calcio
El calcio se encarga de poner orden entre los diversos factores que participan en la creación del cabello. Es importante para el equilibrio hormonal y también porque ordena y permite aprovechar mejor otros minerales y vitaminas. Tomar mucho calcio no va a hacer que el pelo te crezca, pero no tomarlo sí puede provocar que se caiga por esa función de dirección que cumple.
Lo encontrarás en: lácteos y derivados (seguro que lo sabías), pero también en el eneldo y el orégano, especias que tienen una proporción de calcio verdaderamente impresionante (el doble que el queso, sin ir más lejos)
Cobre
Cumple una función secundaria: participa en la formación de la melanina, que es el pigmento que colorea el cabello. Si no hay melanina, hay canas. Es cierto que la participación del cobre se encuadra dentro de un proceso que lleva, lejanamente, a la producción de melanina, con la participación de enzimas y de otras vitaminas, pero si falta el cobre, se producirá menos melanina.
Lo encontrarás en: todas las carnes, todas las legumbres y en el marisco.
Hierro
El hierro es un componente de la hemoglobina, que tiene como función llevar el oxígeno de los pulmones a los tejidos. Para que nos entendamos: si el cabello fuera una flor, la hemoglobina sería la regadera.
Lo encontrarás en: almejas, hígado, lentejas, espinacas y acelgas.
Selenio
Es un mineral cuya influencia despierta dudas entre los científicos. La versión aprobada es que la ingesta de selenio ayuda a la formación del cabello, ya que influye en el equilibrio hormonal y en la formación de proteínas. Pero, y ahí viene la duda, no está demostrado que la falta de selenio perjudique el desarrollo del cabello. Quedémonos con lo que se sabe: si comes selenio, tendrás un cabello mejor.
Lo encontrarás en: lentejas, judías, guisantes, pipas, cacahuetes o nueces.
Potasio
Otro regulador del organismo y de los niveles de agua. Además, el potasio es uno de los minerales de los que está formado el cabello.
Lo encontrarás en: plátano, algas, ciruelas pasas y orejones (cuidado con el azúcar) y frutos secos como las almendras, las nueces y los pistachos (cuidado con las grasas).
Zinc
Como el calcio, el zinc es otro organizador de nutrientes. Primero, ayuda a la formación de proteínas, particularmente colágeno y elastina –sí, una proteína que favorece que el cabello recupere su forma original–. Y, segundo, ayuda a equilibrar los niveles hormonales, y eso si hablamos de cabello, es muy importante, ya que las hormonas influyen notablemente en el desarrollo, o no, del cabello.
Lo encontrarás en: ostras, hígado, carne roja, carne de ave, queso, avellanas y almendras.