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Champú seco: el retorno

Como todas las cosas nuevas, el dry shampoo (champú seco) viene del pasado. Basta con girar ligeramente la cabeza por encima del hombro para recordar que apenas en los años 80 el champú seco era la panacea del estilismo capilar. Pero con un poco más de esfuerzo, se pueden rastrear los orígenes de este producto hasta el siglo XV, al menos.

En los años 40, se comenzaron a comercializar champús secos prefabricados, pero ya en 1800 los barberos utilizaban productos fabricados por ellos mismos para obtener resultados similares. Un siglo antes, se utilizaban polvos y almidón para mantener sedosas y limpias las largas cabelleras, o las pelucas que las simulaban, que eran símbolo de status. Y durante la época isabelina, los polvos de arcilla se utilizaron para limpiar el exceso de grasa y suciedad, pero existen indicios de que esta misma técnica se aplicaba en Asia ya desde el siglo XV. Eso sin mencionar las menos opulentas aplicaciones de talcos y polvos varios de las abuelas, de toda la vida.

Pero la tradición no imposibilita la tendencia, y hoy en día el champú seco está viviendo un nuevo período de esplendor. En países como Reino Unido es ya un producto potente en el mercado, mientras en España se encuentra en plena alza.

No todo lo que no brilla es oro

A pesar de que estéticamente apreciemos un cabello mate, que luzca como recién lavado —aunque no tanto—, y de que el champú seco sea una maravilla logística para compatibilizar las prisas de la vida moderna con el mantenimiento que demanda una cabellera larga y sedosa, la verdad es que el producto debería ser un recurso extremo y no un hábito cosmético. Dependiendo de la calidad y el tipo de producto que se utilice como champú seco, variarán los efectos secundarios que pudiera acarrear su abuso:

  • Obturación de los poros del cuero cabelludo (e incluso del rostro, por el contacto accidental durante la aplicación), que puede derivar en dermatitis seborreica, caída del cabello, crecimiento de hongos, acné, etc.
  • Alergias e irritaciones respiratorias, tópicas u oculares.
  • Problemas respiratorios ocasionados por el formato en aerosol o la aspiración frecuente de polvos finos.

Algunas precauciones

  • No se debería utilizar si hay una condición dermatológica preexistente, como psoriasis o eczema.
  • No aplicar con el cuero cabelludo húmedo o inmediatamente después de sudar.
  • Privilegiar los productos naturales y de calidad por encima de los químicos y de dudosa composición.
  • Elegir productos específicos si el pelo tiene una tendencia natural a ser seco.
  • No prolongar los periodos de lavado del cabello de forma habitual.

Si tienes dudas acerca de qué productos emplear para el cuidado de tu cabello, te recomendamos que eches un vistazo a nuestros productos capilares. ¡Te van a sorprender!

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Cómo lavar bien tu cabello

Todos nos lavamos el pelo, ¿no es cierto? Se aplica el champú, se limpia el cabello y luego se enjuaga con agua; es bastante sencillo. Pero ¿qué tal si descubrieras que no es tan fácil, después de todo?
Resulta que es bastante común cometer errores a la hora de llevar a cabo la rutina cotidiana que todos damos por hecha. No hay nada de qué preocuparse: repasemos algunos errores comunes en el lavado del cabello y cómo remediarlos para que se mantenga sano y brillante.

¿Cómo de seguido hay que hacerlo?

Empecemos por lo básico, ¿cada cuánto deberíamos lavarnos el cabello?
La mayoría de las personas suelen lavarse el cabello todos los días, pero, al contrario de lo esperado, esto lo único que va a lograr es ensuciarlo más. El cabello humano es protegido por aceites naturales. Nadie quiere tener una cabellera grasienta como la de Severus Snape, pero lavarlo demasiado hace que haya una sobreproducción de sus aceites.
La respuesta como en la mayoría de las cosas, es un sano balance: dejar el cabello sin lavar al menos un día entre lavados hará que esté más sano.

El cómo es tan importante como el cuándo

Ya que estamos hablando de temas básicos, ¿cómo aplicas el champú?
Es importante saturar el cabello con agua antes de aplicarlo, de lo contrario no se aprovechará al máximo. Lo recomendable es mojar y masajear el cuero cabelludo por unos momentos antes de aplicar el champú. De esta manera, además, se incluye el masaje del cuero cabelludo en la rutina. Así se aprovecha mejor el lavado al tiempo que se estimula la circulación del cuero cabelludo, uno de los principales beneficios del masaje capilar, matamos así dos pájaros de un solo tiro.

Hay que llegar a todas partes

Pero esto no es todo, ¿estás lavando todo tu cuero cabelludo?
Muchos peluqueros insisten en que se deben lavar un par de zonas que usualmente son olvidadas: nos referimos a la zona detrás de las orejas y de la nuca.
La mayoría de las personas aplican champú en sus raíces y el tope de su cabeza, dejando que la espuma sobrante se encargue de las zonas en cuestión. Esto debe evitarse, pues no solo no basta enjuagarlas con espuma, sino que estas zonas no pueden transpirar ¡y son de las que están más sucias!

Ahora el acondicionador

Una vez enjuagado el champú, no hay que olvidar el acondicionador; ¡pero no en el cuero cabelludo!, este no lo necesita.
Lo que se debe hacer es exprimir suavemente el exceso de agua del cabello y aplicar el acondicionador a los últimos dos tercios de este. Se le deja actuar un par de minutos para que haga su magia y, ¡voila!, a aclarar se ha dicho.
Hay que asegurarse de enjuagar bien el acondicionador para evitar que el cabello se vea pesado y apagado.

Temperatura del agua

Hemos cubierto el cuándo y el cómo, es momento de hablar de agua. Sí, ¡esto también debe ser regulado para cuidar mejor del pelo!
Las duchas con agua muy caliente debilitan el cabello y el cuero cabelludo; estos quedan deshidratados, lo que causa resequedad y picazón. Lo recomendable es que la temperatura del agua sea tibia.
También hay algo más, un truco de parte de los que saben: al terminar tu ducha una última rociada de agua fría en el cuero cabelludo sellará tus cutículas, manteniéndolas humectadas para tener un cabello brillante, fuerte y sedoso.

¡No olvides el secado!

Aún no hemos terminado: el secado del cabello luego de lavarlo también es de suma importancia.
Es común tomar cualquier toalla y frotarla contra el pelo hasta que deja de gotear. Pues, es momento de dejar esto de lado, ¡eso solo lastima el cabello!
Lo recomendado es enrollar toda la cabellera en una vieja camiseta o, mejor aún, en una toalla de microfibra. Sobre estas toallas y sus beneficios hemos hablado en este artículo , no dudes en echarle un vistazo para conocer mejor las bondades de este tipo de toallas.
Utilizar secador y planchas a altas temperaturas deteriora la fibra capilar. Es recomendable utilizar un producto protector, mantener las temperaturas controladas y no hacerlo con mucha frecuencia.

Una última cosa

Está de más decir que todas las técnicas y secretos del mundo no serán de mucha ayuda si no se usan los productos apropiados. Nuestra salud capilar se beneficia de productos de calidad , especialmente diseñados para su cuidado, y de la atención de expertos.

Secarse el cabello con toallas de microfibra, ¿sí o no?

una pila de toallas verdes sobre una banqueta
Las últimas décadas han traído con ellas una abrumadora cantidad de innovaciones tecnológicas que se suceden las unas a las otras a una velocidad exorbitante. Ha habido innovaciones revolucionarias que se establecieron sólidamente en nuestro estilo de vida, mientras que otras permanecen como inútiles objetos de colección en los trasteros de los early adopters.
¿Cómo discriminar un producto que debemos tener de uno que será completamente irrelevante al cabo de unos meses? Al parecer no existe una fórmula mágica, pero investigar acerca de sus características y aplicaciones, así como evaluar de forma crítica sus ventajas y desventajas, podría acercarnos a acertar en la decisión de compra. Precisamente eso intentaremos hacer aquí.

La microfibra

La sección de hogar no está completa sin toallas de microfibra en sus anaqueles, pero se trata de un fenómeno reciente. Hace apenas un par de décadas no se veía tal cosa por ningún lado. Sin embargo, la microfibra estaba ahí, haciéndose camino entre la vorágine de innovaciones, desde la mitad del siglo pasado. Poco a poco se ha ganado el lugar privilegiado que hoy tiene, empezando por el mundo industrial y democratizándose hace poco más de 10 años.
Ahora encontramos microfibra en todo: toallas para viaje, bayetas para limpieza, ropa deportiva, accesorios tradicionalmente fabricados en cuero y hasta albornoces para perros.

¿Por qué?

La microfibra es compacta, ligera, suave, duradera, muy absorbente, hidrorepelente y de rápido secado. Todas cualidades muy apreciables, especialmente cuando se trata de los productos utilitarios mencionados arriba.
Entre los productos de microfibra con mayor auge encontramos las toallas-turbante diseñadas para colocar en el pelo recién lavado. Dadas todas las cualidades del material, parece evidente que tener una toalla hecha de microfibra es una buena decisión. Sin embargo, existe una diferencia entre un producto bueno y un producto que necesitamos.

¿Es la toalla de microfibra un producto que necesitamos?

chica en el baño con toalla enrollada en la cabeza
Dejemos que las ventajas respondan la pregunta. Definitivamente queremos secarnos el pelo con algo que absorba muy bien el agua, pero las toallas convencionales se las han arreglado bastante bien con esa tarea desde hace tiempo. A simple vista, lo que le da ventaja a las toallas de microfibra es su rápido secado y el almacenamiento en menor espacio. Están muy bien, aunque no parecen suficientes razones para tirar todas las toallas de casa…

Pero hay algo más

Las fibras que componen la microfibra son más delgadas que el cabello humano (exactamente 5 veces más delgadas), ¡incluso son más delgadas que un hilo de seda! Y este parece un dato irrelevante para la cuestión que nos ocupa, si no fuera porque las fibras capilares se encuentran en su estado más frágil cuando están mojadas porque se estiran aproximadamente un 30% de su tamaño.
Sin importar qué tan suaves se sientan nuestras toallas al tacto, la manera en la que están tejidas hacen que su superficie sea rugosa y abrasiva para la fibra capilar. Por eso, frotar el cabello mojado con una toalla tradicional puede debilitar el cabello y hacerlo más quebradizo. Eso sin mencionar que la fricción causa o empeora el indeseado frizz.
Además, que la microfibra sea capaz de absorber hasta 8 veces su peso en agua —y con cierta velocidad, dada la estructura de su tejido, pensada para maximizar la superficie de secado— nos permite reducir métodos de secado más agresivos y dañinos, como la fricción y el secador.

Sí, la necesitamos

Es la respuesta a la cuestión sobre la toalla para cabello de microfibra. Pero, como la mayoría de las buenas invenciones, esta tampoco está exenta de advertencias. A pesar de que la microfibra es un tejido mucho más amable con el cabello, debemos continuar secando el pelo ejerciendo suave presión sobre la cabellera y no frotándola bruscamente.
Una vez más queda en evidencia que nuestra salud capilar se beneficia de productos de calidad , especialmente diseñados para su cuidado, y de la atención de expertos.

Co-Washing una nueva tendencia viral para el cabello

Desde el Ice-Bucket Challenge hasta el balconing, en los últimos años hemos asistido a una alarmante cantidad de tendencias virales más o menos peligrosas. Ahora muchos blogs de belleza y estilo de vida han empezado a recomendar técnicas alternativas de lavado de cabello, como el co-washing. Y, aunque estamos muy lejos de los efectos nocivos que podría tener saltar de un balcón, esta es otra de esas recomendaciones del internet que hay que mirar con cuidado.

¿Qué significa co-washing?

La etimología latina del término parecería sugerir que se trata de una especie de lavado colaborativo, pero lo cierto es que co-washing viene del inglés conditioner washing: lavado con acondicionador. Es decir, que no se usa champú.

¿Es realmente un lavado?

El co-washing es un lavado en cuanto el pelo se moja, se trata con un producto y luego se aclara; pero a la vez no lo es, porque no se usa ningún detergente. En realidad, el agua eliminará parcialmente la suciedad del pelo, dando una sensación de limpieza y frescor, pero el producto actuará mayormente en la hidratación del mismo, no en su limpieza. Se podría decir entonces que es una técnica para espaciar el verdadero lavado del cabello, al tiempo que se nutre y suaviza.

¿Cómo se hace?

Se aplica una generosa cantidad de acondicionador sobre todo el cabello, incluyendo el cuero cabelludo. Se masajea suavemente y se deja actuar unos minutos. Luego, se aclara con suficiente agua y voilà: co-washed hair.
Es indispensable lavar el pelo de manera tradicional al menos un par de veces al mes para eliminar la grasa y suciedad.

¿Por qué se hace?

Las personas que han empezado a practicarlo lo adoptan porque tienen un pelo muy reseco o difícil de manejar, bien sea por su constitución natural (pelo rizado) o por otros factores (como teñido) . A diferencia del lavado con champú, el co-washing no aporta un aspecto de cabello recién lavado, sino lo que se conoce como “pelo del segundo día”; es decir, un cabello que ha recuperado parte de sus aceites naturales, y aparece más manejable, libre de frizz y con un movimiento más natural.

Advertencia

¡El co-washing no es para todo el mundo! Como es de suponer, esta técnica propicia la acumulación de grasas, tanto en la fibra capilar como en el cuero cabelludo, por lo que puede resultar extremadamente contraproducente para personas que tengan problemas de seborrea u otros tipos de problemas dermatológicos en el cuero cabelludo.
Como siempre, la recomendación es consultar a un experto antes de adoptar cualquier hábito higiénico que pueda alterar la salud capilar.