La ansiedad es uno de los males que más sufrimos en nuestros tiempos, siendo de hecho la patología más extendida en el mundo dentro del ámbito psicológico.
Sus consecuencias son muchas y, aunque no es el espacio de este artículo, se concentran en preocupaciones extremas, dificultad para concentrarse y cambios fisiológicos. Es en estos últimos donde encontramos la caída del cabello que se produce tanto por el efecto que tiene la ansiedad en nuestras defensas naturales como en el cambio conductual que llevamos a cabo, incluso de forma inconsciente.
Debemos entender que el primer punto para poder afrontar la pérdida de cabello por culpa de la ansiedad es el aceptar que la sufrimos.
No servirá de nada que nos centremos en pequeños detalles como la caída del pelo si no reconocemos el problema principal. Dependiendo del nivel de ansiedad que tengamos puede que necesitemos ayuda profesional o no, pero en un principio asumiremos que lo que sufrimos es más el estrés cotidiano por encima de lo normal que una patología clara y concreta.
En caso de estar realmente mal deberemos priorizar el aspecto psicológico de nuestra situación, dejando para más tarde los puntos particulares como el del cabello.
Como bien sabemos la alimentación, la higiene y en general el cuidado personal afectan enormemente a la salud de nuestro pelo.
Cuando sufrimos ansiedad en forma de preocupación o malestar es muy fácil abandonarnos a nosotros mismos. Comeremos peor, vigilaremos menos nuestros cuidados básicos, tendremos problemas para dormir y lo que menos nos preocupará será si el pelo se encuentra en buenas condiciones.
Y lo que es más preocupante, cuando notemos todos estos cambios en nuestro cuerpo aumentará nuestra ansiedad al ver cómo nos encontramos, reduciendo todavía más las conductas adecuadas.
Como veis se entra fácilmente en un círculo vicioso del cual es muy difícil salir, siendo incitado por los nervios que nos surjan al pensar que no hay manera de solucionar nuestra situación.
Con esto en mente y una vez aceptado el problema nos centraremos en todos los aspectos colindantes a nuestro pelo ya citados.
Hay que tener cuidado en este punto ya que, en muchas ocasiones y más si la pérdida de cabello es acuciante, se entra en una dinámica de actuar sobre él que puede ser todavía más perjudicial.
Hay que evitar a toda costa:
– Comprar mil botes de diferentes champús y lociones
– Revisarlo cada pocos minutos
– Lavarlo con mucha fuerza
– Etc…
Todas ellas tienen en común ser cambios muy drásticos sobre nuestro cuero cabelludo que lo único que lograrán es deteriorarlo todavía más. Es una marcha atrás que nos acarreará no solo un gasto monetario y en tiempo, nos hará sentir todavía peor al ver que nuestros desmesurados esfuerzos no están llevando a nada.
Para poder afrontar estos cambios es muy recomendable pedir ayuda a nuestros amigos y familiares. Pedir ayuda no significa que nos rebajemos, ni que tengamos que reconocer cosas sobre nosotros mismos aparentemente vergonzosas.
Esa increíble caída de pelo que estamos sufriendo y que tanto nos martiriza pueden no ser más que cuatro mechones sueltos en el peine, sin que se note como nosotros imaginábamos. Igual que saber que tenemos un problema es importante poder valorarlo en condiciones, tanto en alcance como en gravedad.
Un último punto importante es saber cuándo debemos esperar cambios. Las consecuencias negativas de la ansiedad se van instaurando poco a poco en nosotros, sin que nos demos cuenta hasta que están bien marcadas en nuestro aspecto o nuestra forma de comportarnos.
De igual modo las soluciones que apliquemos requerirán un tiempo para que se noten sus beneficios. En el cabello es algo más complicado ya que no tendremos referencias directas de la caída que hemos sufrido y, por lógica propia, estar mejor de ánimo no hace que el pelo perdido vuelva a su lugar mágicamente.
Sí que, en cambio, nos puede servir para buscar una mejora más profunda, ya sea descubriendo nuevos productos para cuidarlo como informándonos de los tratamientos más en profundidad existentes, siendo una forma muy positiva de afrontar la ansiedad.
Como veis cuidarse no es solo mejorar continuamente, también saber hacer un pequeño parón y plantearnos cómo nos encontramos. La ansiedad puede asaltarnos en cualquier momento y no hay nada peor para el cabello que un ritmo de vida frenético.
Puede pareceros imposible ajustar vuestro día a día, con trabajo, familia y en general todo tipo de responsabilidades a pequeña escala, pero se puede hacer mientras haya voluntad de por medio. Al final el mayor caldo de cultivo para el estrés es nuestra forma de valorarlo, donde podemos exagerar incluso nuestra situación laboral por buena que sea comparándola con las de otros.
Si realizáis este ejercicio cambiando la forma de afrontar la caída de pelo por ansiedad, descubriréis hasta qué punto influye ser positivos, tanto de para el problema en sí como para vuestra vida en general.
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