Proteger el cabello del bebé desde los primeros meses es fundamental para asegurar el desarrollo correcto de su cabellera.
Los folículos pilosos, las cavidades donde crece el cabello, se establecen en esta época y no cambian más. Si desde el primer momento se trata con cuidado el cuero cabelludo de los más pequeños y se estimula el crecimiento del cabello, el pelo del bebé crecerá fuerte y sano.
Al nacer
Los recién nacidos pueden tener un cabello muy fino en algunas partes de la cabeza o no tener ningún pelo. Técnicamente no se trata de pelo aún, sino del
lanugo, el vello que los bebés tienen durante el embarazo y que, tras nacer, conservan durante algunos meses.
Es habitual que el lanugo de la cabeza, que se asemeja a un
cabello muy fino y endeble, una especie de pelusa castaña u oscura, se vaya desprendiendo con el tiempo, y llegados al sextos mes, aunque a veces sucede antes, a partir del tercero, el bebé
no tenga nada de pelo o bien empiece a tener algunos cabellos, estos sí, definitivos.
Por todo ello, no es necesario cortar el lanugo, pues se caerá solo. Tampoco su cuidado merece más atención: una emulsión sin jabón para bebés bastará para mantenerlo limpio.
Con el lanugo ya desaparecido y la cabeza cubierta por los primeros pelos definitivos del bebé, algunos padres y madres piensan que pueden hacer que crezca más pelo en sus pequeños si lo cortan regularmente. La cantidad de pelo del bebé viene determinada por la herencia genética, y
no hay una evidencia científica que sostenga que cortar el pelo aumenta la cantidad de cabello. Sí la hay en relación con la velocidad a la que crece: cuanto más se corte el pelo, más rápidamente crece.
Otro aspecto que suele preocupar a los padres es el
crecimiento del pelo por áreas, siendo la zona superior de la cabeza la que antes se llena de cabello.
Esto se debe a la
rutina horizontal del bebé: cuando el pequeño se encuentra tumbado, con su cabeza apoyada en mantas o cojines, el pelo de las zonas que están apoyadas no crece del mismo modo que en las zonas donde no hay obstáculos. Este crecimiento desigual irá desapareciendo conforme el pequeño reduzca el número de horas que pasa tumbado.
Costra láctea
Durante las primeras semanas es muy posible que el cuero cabelludo del bebé presente una
especie de caspa. Se trata de la costra láctea, un residuo que aparece en el cuero cabelludo, entrecejo y cejas, y que no es más que la
acumulación de la grasa que, por herencia de las hormonas de la madre, todavía produce la piel del bebé.
Quitar esta costra no debería llevar más que unas semanas. Para hacerlo, hay que evitar frotar directamente la zona con un cepillo o una toalla, pues esto sólo provocará incomodidad al bebé o, en el peor de los casos, irritaciones.
En vez de eso, hay que
untar las zonas afectadas con vaselina o aceite para bebés y masajear el cuero cabelludo durante 15 ó 20 minutos. Después, limpiar el producto graso con agua y una emulsión sin jabón para bebés, y, para terminar, pasar un cepillo de cerdas suaves –ahora sí– para eliminar la costra que se haya desprendido tras la lubricación y el masaje.
Repetir esta acción todos los días hará que la
costra láctea desaparezca en pocas semanas. Si no fuera así, o salieran irritaciones en la piel, habrá que acudir al pediatra.
Lavar el pelo del bebé
Independientemente de la longitud del cabello del bebé,
la cabeza tiende a acumular sudor y suciedad, bien por la propia actividad del bebé o por el contacto de su piel con la de familiares y amigos entusiastas. Se recomienda lavar la zona todos días, si bien alternar el uso del champú un día sí y otro no.
El lavado del pelo del bebé sólo puede hacerse con
champús especiales para bebés, con PH adecuados y sin sulfatos que irriten los ojos. Mientras se masajea el cabello del bebé, lo que se recomienda ya que estimula el riego sanguíneo, hay que tratar de mantenerle la cabeza ligeramente hacia atrás, siempre que sea posible, para evitar que el champú le caiga en los ojos, y mantener esta posición especialmente durante el aclarado, que será con agua tibia y a poca presión.
Al terminar el lavado hay que cubrir rápidamente la cabeza del pequeño para que no se quede frío.
Peinar el pelo del bebé
Peinar el cabello del bebé a diario tiene importantes beneficios:
estimula el riego sanguíneo, que facilita que el pelo crezca,
combate la costra láctea y, en la inmensa mayoría de los casos,
resulta agradable para el bebé.
El peinado debe hacerse con un
peine de puntas redondeadas, que es menos agresivo que los cepillos. Conforme el bebé crezca y su pelo se vuelva cada vez más denso y fuerte, se podrá cambiar al cepillo de cerdas flexibles y ligeras.