¿Quieres ponerte extensiones? Entonces ya estarás pensando en qué tipo de extensiones te conviene:
Son las más fáciles de colocar. Cada mechón tiene uno o varios clips que puedes enganchar a tu pelo y… listo, no hay mucho más. Son la mejor elección para ocasiones puntuales. Las principales ventajas son su precio y que las puedes colocar tú misma, lo que también repercute en su precio; la desventaja principal es que duran poco.
Al igual que las de clip, las extensiones con adhesivos duran poco, aunque son algo más duraderas que aquéllas. Los mechones se pegan al cabello con adhesivos hipoalergénicos que, a la larga, terminan por desaparecer. La ventaja de este sistema vuelve a ser su precio, pero en el capítulo de desventajas encontramos algunas más: te las tienen que poner en una peluquería, pues hay que acertar con el lugar clave para pegarlas, tiran mucho del pelo y, por último, duran poco. Nuestro consejo es que si quieres probar con extensiones, optes por las de clip.
Iniciamos el capítulo de extensiones semipermanentes. Si las anteriores eran para ocasiones puntuales, las que vienen a partir estarán contigo de dos a seis meses. Las extensiones de anilla o de grapas se diferencian en que sujetan el pelo por medio de anillas: se forman pequeños mechones de cabello de la extensión y del propio y se cierran con anillas, de tal forma que sujeten la cortina de cabello por medio de estas pequeñas uniones. De entre las opciones de larga duración son las más baratas, pero tienen los mismos problemas que las opciones más caras: tiran del pelo y todo el proceso de colocación lo tiene que hacer un profesional experto.
Es un sistema en desuso porque está demostrado que causa daños importantes. Todas las extensiones los causan, pero esta fórmula es particularmente dañina porque la tracción no se reparte entre varios puntos, como los clips o las anilla, sino que el pelo de la extensión y el propio se cosen en una sola trenza. Al deshacer la trenza afloran las calvas.
Las extensiones con silicona son más baratas que las de queratina, pero el sistema es igual: se trata de fundir la sustancia (silicona o queratina) encima del cabello, de tal forma que la extensión se quede fijada al cuero cabelludo. Las dos fórmulas tienen que ser fijadas por un profesional, quien se encargará también de su mantenimiento cada tres o cuatro meses, y de quitar la sustancia adhesiva utilizando productos específicos. Para fijar las extensiones de silicona hay que usar calor, no hay otra, pero la queratina ofrece además aire comprimido y ultrasonidos. El precio depende de lo dañino que sea para el cabello: el calor es lo más dañino (más barato) y luego vienen el aire comprimido (menos barato) y los ultrasonidos (mucho más caro). Tanto la silicona como la queratina tiran también del pelo, pues aunque el profesional trate de fijar el mechón al cuero cabelludo, siempre entrará en contacto con el pelo.
¿Cuál escoger? La elección es tuya, pero ten claro que, si bien todas las extensiones son dañinas, lo son más cuanto más tiempo las lleves. Tenlo en cuenta a la hora de escoger tu extensión para el cabello.
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