Lo primero es serenar el espíritu: ¡Sí, la tiene!
Ahora podemos pasar a las explicaciones.
La caspa puede ser consecuencia de un exceso de Malassezia furfur, un hongo que habita en nuestro cuerpo de forma natural y equilibrada. Si su concentración excede los límites normales, puede causar problemas en el proceso de regeneración de la piel, lo que ocasiona las conocidas costras de la caspa.
Para tratarla, basta con aplicar nuestro champú anticaspa, masajear bien el cuero cabelludo y dejar actuar por unos minutos. El tratamiento puede complementarse con una mascarilla y una crema anticaspa para que sea más efectivo y completo.
Además del hongo furfur, algunos factores ambientales y conductuales —como el sol, el frío, la alimentación y el estrés— pueden ocasionar la caspa. En estos casos, el problema suele ser pasajero, y el uso de productos anticaspa también puede ayudar a eliminarlo con mayor celeridad.
La caspa también puede ser ocasionada por enfermedades dermatológicas no específicas del cuero cabelludo o por desequilibrios hormonales. En estos casos, la caspa no es el problema, sino un simple síntoma. Si tienes una afección de caspa que no mejora con la aplicación de productos específicos, es oportuno realizar una evaluación con un especialista para detectar la enfermedad principal y tratarla apropiadamente.
