El ser humano es un mamífero con la costumbre de olvidar que sigue perteneciendo al reino animal. Quizá por eso nos sorprende compararnos con otras especies y encontrar curiosa la forma en que el pelaje se manifiesta en nuestros cuerpos.
En la naturaleza, el pelo cumple muchas funciones, entre las que están la conservación del calor corporal, la protección contra insectos, la impermeabilización o el camuflaje.
El pelo también también cumple una función importante en la etapa reproductiva de los individuos, pues sirve para ayudar a propagar feromonas que son liberadas por las glándulas sudoríparas. Los humanos, por cierto, no estamos a salvo de los efectos seductores que tienen estas sustancias químicas desarrolladas por nuestro laboratorio biológico.
En las fosas nasales y los oídos, el pelo sirve como filtro para evitar que pasen partículas indeseadas a nuestro organismo. De igual modo, las filas de pelos que bordean nuestros párpados, y que llamamos pestañas, cumplen la función de escudos contra el polvo, el polen o cualquier otra pequeña materia que pudiera lastimar nuestros globos oculares.
Si tenemos en los monos un pariente evolutivo relativamente cercano, ¿por qué los primates siguen teniendo abundante pelaje en todo el cuerpo, mientras que nosotros nos hemos deshecho de él?
Hay varias hipótesis que explican cómo el ser humano perdió el pelo corporal a lo largo de su evolución. La más aceptada explica que se debió a una adaptación frente a las altas temperaturas de la sabana africana. Cuando los humanos se empezaron a mover a regiones más frías, resolvieron el asunto confeccionando prendas que les permitían regular su temperatura, no solo en función de la estación que atravesaban, sino también de las distintas exigencias de sus actividades de supervivencia (correr, nadar, acampar, etc.). Esto hizo que el pelaje perenne se hiciera innecesario.
La sabiduría popular dice que el 80% del calor se pierde a través de la cabeza. No queremos arriesgarnos a defender un porcentaje tan elevado, pero lo que sí es verdad es que las zonas distales (más alejadas del centro del tronco) son las más vulnerables al frío.
Ya hemos dicho que el problema de la temperatura fue resuelto por nuestro ancestros con la fabricación de ropa, pero la cabeza cubierta representa una desventaja de visión, respiración y comunicación, por lo que se entiende que no pasara tanto tiempo envuelta como el resto del cuerpo. Ahí donde nuestro talento heurístico no pudo llegar, la naturaleza lo resolvió con practicidad, aumentando la capacidad de crecimiento del pelo en la zona craneal. Luego, una vez más, la selección natural hizo el resto.
¡Por eso nuestro trabajo es cuidar la fina obra de ingeniería de la naturaleza!
Si tienes problemas de caída o alopecia y quieres ponerle solución, lo primero es un diagnostico médico correcto.
Reserva tu primera cita gratuita sin compromiso que incluye Diagnóstico y Test Capilar de tu cabello.
La clave para solucionar un problema es conocerlo. Te damos toda la información sobre qué tipos de alopecia existen y qué tratamientos son eficaces para tratarla.
Más de 20 años siendo líderes del sector capilar. Descubre porqué.
Contamos con una red de 14 clínicas en toda España dotadas de tecnología de vanguardia en diagnóstico y tratamiento.
En IMD contamos con un equipo multidisciplinar para satisfacer de manera integral las necesidades de tratamiento de nuestros pacientes.
Info por WhatsApp - L-V de 10h a 20h