Gorros de baño: tipos, ventajas y desventajas

Las playas y las piscinas son la mejor manera de enfrentarse al calor sofocante del verano. Sin embargo, no son lo mejor para la salud de nuestro cabello. La playa lo deshidrata y lo rompe por la sal, la arena y el sol; la piscina tiene un efecto secante por la acción del cloro, y además cambia el PH del cuero cabelludo y puede causar picazón y sequedad. Son pequeños problemas que, si no se tratan, pueden estropear el cabello.

En un post anterior te explicábamos los mejores trucos para reducir los daños causados por la playa y la piscina, pero hoy vamos a explorar un recurso que no es infalible, ya avisamos, pero que puede servir de cierta protección: los gorros de baño.

El gorro de tela o lycra

Están fabricados en lycra o con lycra, lo que los hace muy flexibles y fáciles de colocar. La parte inferior suele llevar unos elásticos para que se fijen bien a la cabeza y no se despeguen. Son gorros que cumplen una función muy clara: si para pasar a la piscina es obligatorio llevar gorro, con un gorro de tela podrás pasar a la piscina. Misión cumplida.
La parte negativa de estos gorros es que no impiden que el pelo se moje. Lo adelantamos ya: ningún gorro consigue que todo el pelo permanezca completamente seco, pero los de tela son los que peor lo hacen. Ni por abajo cierran lo suficientemente bien como para que el agua no pase, ni el material es lo suficientemente impermeable como para repeler el agua. Eso sí, entre llevar un gorro de tela y no llevar nada, la diferencia es que, si lo llevas, cuando salgas del baño el pelo no se te enredará tanto.
La mejor opción si: quieres una colocación sencilla y no te importa mojarte el pelo.

El gorro de látex

Están en extinción desde que los fabricantes de gorros de silicona decidieran bajar los precios. Son como los hermanos torpes de los gorros de silicona: tienen un tacto áspero, son difíciles de poner, más difíciles de quitar (siempre te llevas algún pelo de más), pueden deformarse si te pasas estirándolos para ponértelos y, para acabar, si no los estiras bien cuando están mojados, pueden pegarse y estropearse. ¿Alguna vez te has preguntado por qué en las piscinas había botes de talco? Era por los gorros de látex: los bañistas espolvoreaban los polvos sobre el gorro para facilitar su colocación.
La parte positiva del látex es que sí es un material impermeable. Los pelos más cercanos al borde del gorro sí se te mojarán, pero, si te has colocado bien el gorro, es probable que los pelos superiores estén mayormente secos cuando termines el baño.
La mejor opción si: quieres mantener el pelo mayormente seco y gustas de un poco de tortura capilar antes y después del baño.

El gorro de silicona

Es el más extendido entre los nadadores aficionados y los habituales de las piscinas. Hay varias razones para ello: es resistente, se coloca con dificultad pero más fácilmente que los de látex, se quita de forma mucho más rápida y segura que los de látex y mantiene parte de la cabeza seca. La silicona, como el látex, es un material impermeable y no permite la transpiración. Esto quiere decir que, aunque el agua no entre, puedes encontrarte con el pelo mojado al salir de la piscina: no es agua, es sudor.
La parte negativa de estos gorros es, además de su colocación, que los fabricantes suelen hacer una talla única, lo que supone no sólo la misma versión para hombres y para mujeres, sino también para adultos y niños. El resultado del modelo único es que las cabezas pequeñas notarán menos agarre, al tiempo que más pelo mojado, y las cabezas más grandes, que el gorro les va a hacer crecer la frente.
La mejor opción si: nadas habitualmente en piscinas y buscas no mojarte el pelo.