¿Qué es la alopecia androgenética?
La alopecia androgenética es la forma más común de pérdida progresiva del cabello, afectando tanto a hombres como a mujeres. Está provocada por factores hormonales y genéticos, y se desarrolla en patrones distintos según el sexo.
En este artículo exploraremos las etapas de la alopecia, cómo se presenta en cada género y qué herramientas diagnósticas existen para valorar su evolución. Porque comprender el problema es el primer paso para combatirlo con eficacia.
Patrón masculino: entradas, coronilla y evolución en “M”
En los hombres, la alopecia androgenética suele comenzar en las entradas frontales o en la coronilla. Con el tiempo, se forma un patrón en forma de “M” que puede avanzar hasta descubrir por completo la parte superior del cuero cabelludo.
La escala Norwood-Hamilton es la herramienta más usada para clasificar la pérdida capilar masculina. Define 7 etapas, desde una mínima recesión hasta la calvicie total:
- Etapa I: línea frontal intacta
- Etapa II: inicio de recesión en las entradas
- Etapa III: pérdida pronunciada en entradas y coronilla
- Etapas IV-VII: progresiva ampliación de zonas sin cabello, hasta unión de coronilla y entradas
Este tipo de alopecia puede comenzar a edades tempranas y es esencial diagnosticarla a tiempo para iniciar tratamientos efectivos como terapia láser, mesoterapia capilar o tratamientos con activos antiandrogénicos.
Patrón femenino: pérdida difusa y disminución de densidad
En mujeres, la alopecia androgenética se manifiesta de forma más discreta pero igual de frustrante. No se traduce en calvicie total, sino en una pérdida difusa que afecta la densidad y volumen capilar.
Se detecta principalmente en la línea media del cuero cabelludo, que se va ensanchando con el tiempo. Este patrón se evalúa mediante la escala de Ludwig, que clasifica tres grados de afectación:
- Grado I: ligero adelgazamiento en la zona central
- Grado II: ampliación significativa de la línea media
- Grado III: visibilidad notoria del cuero cabelludo y pérdida generalizada
Este tipo de alopecia puede afectar emocionalmente más que físicamente, y es clave ofrecer apoyo, orientación y opciones terapéuticas adaptadas al ciclo hormonal femenino.
¿Cómo se diagnostica la alopecia androgenética?
En Clínicas Capilares IMD, el diagnóstico se realiza de manera personalizada, con herramientas de última generación como:
- Tricoscopía digital: análisis ampliado del cuero cabelludo y folículos pilosos
- Test genético capilar: detecta predisposición genética y sensibilidad hormonal
- Evaluación clínica: exploración física y entrevista capilar integral
- Clasificación con escalas Norwood-Hamilton (hombres) y Ludwig (mujeres)
Este enfoque integral permite diseñar un tratamiento adaptado a la fase exacta de pérdida capilar, maximizando resultados y frenando la evolución del problema.
Tratamientos personalizados en Clínicas Capilares IMD
Cada caso se aborda de forma única y con enfoque multidisciplinar. Los tratamientos más recomendados para la alopecia androgenética incluyen:
- Terapia láser capilar: estimula el crecimiento mediante energía lumínica
- Mesoterapia capilar: microinyecciones con activos nutritivos y anticaída
- Lociones y champús específicos: refuerzan la fibra capilar y regulan el sebo
- Asesoramiento profesional: apoyo en el cuidado integral del cabello
Cuándo consultar y cómo actuar
Si notas signos de pérdida de cabello persistente —ya sea entradas más marcadas, menos volumen o mayor visibilidad del cuero cabelludo— es hora de consultar a un profesional.
Esperar puede significar avanzar hacia etapas irreversibles. En Clínicas Capilares IMD ofrecemos valoración gratuita y sin compromiso para ayudarte a descubrir las causas y poner en marcha tu plan capilar.
Conclusión: la clave está en el diagnóstico temprano
La alopecia androgenética en mujeres y hombres no tiene por qué ser el final de tu historia capilar. Con el diagnóstico adecuado y un tratamiento adaptado, es posible frenar el avance, recuperar densidad y fortalecer el cabello existente.
Entender el tipo de pérdida, su patrón y etapa, es lo que marca la diferencia entre convivir con el problema o superarlo con confianza.