Las características de nuestro cabello vienen definidas, en gran medida, por el aspecto genético, que define su forma, color o textura. Sin embargo, los lectores habituales de este blog ya saben que existen otra serie de factores que pueden determinar su aspecto y estado en un momento determinado: estrés, mala alimentación, uso de productos inadecuados, tintes o modificación de los niveles hormonales.
Por ello, para tener un cabello sano y que luzca hermoso es necesario, en primer lugar, conocer nuestro tipo de cabello y darle los cuidados y tratamientos idóneos. Para que podáis reconocer vuestro tipo de pelo y los cuidados que necesita, podemos establecer la siguiente clasificación:
– Cabello seco: suele tener un pH ácido, lo que provoca falta de elasticidad y facilidad para volverse quebradizo. El sebo, que regula la grasa de nuestro cabello, no realiza su función en el cabello seco, dando origen a un frecuente picor. Además, esa falta de flexibilidad, que puede ser la mitad que en un cabello normal, facilita la apertura de las puntas. Como consecuencia, los cuidados de este tipo de pelo deben estar basados en champús suaves y acondicionadores que lo hidraten regularmente, procurando someterle lo menos posible a tintes, secados a altas temperaturas o cepillados fuertes.
– Cabello graso: podemos decir que es el extremo opuesto al caso anterior. El exceso de grasa que producen las glándulas sebáceas le da un aspecto brillante, apelmazado y lacio, siendo el tipo de cabello más propenso a ensuciarse rápidamente. Como consejos para su cuidado, es recomendable utilizar un champú suave que no estimule la actividad de las glándulas sebáceas, no someterle al agua muy caliente y llevar un alimentación baja en grasas.
– Entre uno y otro podemos situar al cabello normal, aquel que presenta un aspecto elástico, fuerte, con brillo y que posee la mayoría de la gente. Pese a ello, también necesita de los cuidados adecuados, entre ellos el lavarlo frecuentemente y no someterle a tratamientos invasivos.
– Cabello rizado: es un cabello fino, suave y sus cutículas no están planas, por lo que tiene un aspecto muy poco brillante. Es necesario el uso de champús y acondicionadores que lo hidraten, y es muy importante no usar peines o cepillos, simplemente peinarlo con los dedos para deshacer los posibles nudos.
– Cabello afro: es un cabello seco, grueso, sedoso, muy rizado y propenso a romperse debido a que tiene menos capas en sus cutículas que otros tipos de cabello. Para su cuidado, es muy recomendable hidratar bien el cuero cabelludo antes de aplicar el champú para estimular la secreción de grasa.
– Cabello fino: carece de volumen y fuerza, por lo que necesita de unos cuidados especiales. Por ejemplo, usar un acondicionador que no necesite aclarado, para evitar que se vuelva opaco y pierda volumen.
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