En este blog ya hemos hablado de las principales alopecias que afectan a la mujer, que son la alopecia androgénica femenina, la frontal fibrosante y la alopecia difusa que va asociada al embarazo, pero en esta ocasión vamos a destacar algunos problemas que suelen acelerar la caída del pelo.
Si cumples con alguna de las condiciones que vamos a explicar, a la larga estarás perdiendo pelo. Identificar algún síntoma de este tipo de problemas capilares es muy importante para una detección temprana, esto te ayudará a decidir cuándo acudir al tricólogo o a un especialista médico en cuidado del cabello.
Sabemos que es más cómodo, especialmente si tienes el pelo rizado, pero también sabemos que el pelo es mucho más débil cuando está húmedo. En la mayoría de los casos no pasa nada si el peinado del pelo húmedo se hace con mucho cuidado, pero la combinación de pelo mojado y tirones suele provocar demasiados pelos arrancados. Tú no notarás el tirón porque el cuero cabelludo está dilatado y el pelo se desprende con facilidad, o incluso el folículo piloso, pero lo cierto es que sí: si te peinas de forma agresiva el cabello mojado, tú misma estarás arrancándote el cabello sin darte cuenta.
La solución a este hábito tan perjudicial como extendido es secarse el cabello antes de peinarlo. Si te cuesta mucho, y mucho es que el peine se queda atrapado entre el cabello, quizá el problema sea la elección del propio peine: si tienes el cabello liso, los peines y cepillos con cerdas juntas no serán un estorbo, pero si tu pelo es rizado, huye de cualquier utensilio que tenga las púas o las cerdas muy juntas. Ahí estará el problema. Y un último consejo: los peines, mejor de madera. Eliminarás buena parte del encrespamiento o frizz.
Usar el secador todos los días es abusar, aunque en invierno es realmente complicado evitarlo. Lo que sí hay que intentar, y es mucho más fácil, es usarlo el menor tiempo posible. ¿Cómo? Ayudándote de una toalla. Cuando salgas de la ducha, usa la toalla para secarte toda la humedad del cabello, pero no frotando la toalla contra el cuero cabelludo, lo que suele provocar más de un pelo arrancado, sino posando la toalla en tu cabello para que absorba la humedad. Es un proceso largo, pero mientras tienes la toalla sobre la cabeza puedes adelantar otras cosas. El objetivo es secar al máximo el cabello para que uses el secador lo menos posible, si acaso sólo en las puntas.
En cuanto a las planchas, el daño al cabello es todavía mayor que con los secadores. El cabello no soporta las altas temperaturas: lleva muy mal que le soplen un aire a más de 80 °C, pero todavía lo pasa peor cuando entra en contacto con un material metálico o cerámico a 180 °C. El pelo se debilita, se vuelve pajizo y, si se debilita mucho, acaba cayéndose.
La solución es utilizar menos tiempo el secador y tratar de reducir al máximo el uso de las plancha. El problema de las planchas es que aparentemente no hay alternativa si se quiere tener el pelo de una forma que no es la natural. Sólo hay dos opciones: o las dichosas planchas o vivir feliz con el cabello que una tiene, quizá descubriendo que hay formas de llevarlo que pueden ser mucho más satisfactorias que lucir un cabello que no es el de una. No hace falta dar pistas sobre qué opción es la que nosotros recomendamos.
La vitamina C, abundante en cítricos y verduras de hoja verde, protege el cabello de los radicales libres, causantes del envejecimiento del cabello; algo parecido a lo que hace la vitamina A del hígado, las zanahorias, el brócoli o las espinacas. La vitamina E de muchos frutos secos es un vasodilatador que hace que los folículos pilosos estén mejor alimentados y que por tanto produzcan más y mejor cabello. Y todavía hay más vitaminas importantes y un puñado de minerales muy necesarios para el cabello. Pero nada tan importante como la vitamina B, el motor de la regeneración celular, la chispa que inicia la creación del cabello. Puedes llevar una dieta rica en todos los demás nutrientes, pero si falta la vitamina B, olvídate de tener un pelo fuerte y abundante.
La vitamina B se encuentra en el hígado, las carnes de vaca y de pollo, el pescado, el huevo y la leche y sus derivados. Es muy habitual relacionar una dieta equilibrada y saludable con un montón de ensaladas, y sí, son muy sanas, pero si quieres tener un pelo saludable y evitar su caída, a esas ensaladas hay que añadirles algo de proteínas, bien directamente en la ensalada (una lata de atún, por ejemplo) o sumando una pechuga de pollo a la plancha o un filete. La vitamina B es la base del crecimiento del cabello, no lo olvides.
Si tienes problemas de caída o alopecia y quieres ponerle solución, lo primero es un diagnostico médico correcto.
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La clave para solucionar un problema es conocerlo. Te damos toda la información sobre qué tipos de alopecia existen y qué tratamientos son eficaces para tratarla.
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