Porque estadísticamente es más fácil perder pelo que retenerlo: 9 de cada 10 hombres mayores de 21 años sufrirán caída de cabello a lo largo de su vida. Esta estadística tiene truco, para tranquilidad de los lectores del blog: por caída de pelo se entienden tanto las coronillas despobladas como las entradas, que pueden evolucionar hacia calvicies o quedarse simplemente como limitadas zonas despobladas.
Un hombre con entradas pronunciadas a los 55 años entraría en la estadística, pero muy probablemente él se vea muy bien y los demás, también.
Pero en este post no hablaremos de casos positivos, como el del hombre de 55 años, sino de casos de alopecia como tal. Porque aunque hay varias causas por las que el hombre puede perder cabello, hay una en particular que se lleva todas las culpas. Y las merece: la alopecia androgenética masculina. Si te preguntas en los últimos meses por qué se me cae el pelo te animamos a seguir leyendo para descubrir más sobre estos problemas que habitualmente suelen afectar a los hombres y también qué tratamientos existen para revertir este proceso.
Dicha alopecia, o AGA, está detrás de la mayoría de calvicies masculinas del mundo. Normalmente tiene un comportamiento gradual. Comienza recortando el nacimiento del cabello a ambos lados de la frente, lo que evoluciona rápidamente hacia las entradas.Esto sucede a partir de los 21 años, aunque puede darse antes. Durante la década de los 20, las entradas podrán avanzar o bien quedarse como están.
La diferencia la marca la entrada en los 30, cuando lo normal es que las entradas se hagan más visibles y, en algunos casos, empiece a asomar cierta claridad en la coronilla. Antes de la caída del cabello, que es lo que rápidamente se asocia a la alopecia, lo habitual es que el pelo de la zona en peligro pierda grosor. Con el tiempo, este cabello se caerá y ya podremos hablar de calvicie. La androgenética es implacable, pero suele avisar.
Entre los 30 y los 40 la alopecia puede hacerse más visible. La coronilla estará ya despoblada y la línea de la frente habrá crecido, lo que disimulará las entradas pero, a cambio, hará evidente que se habrá perdido parte del cabello de la zona frontal. A partir de aquí, la androgenética puede parar, desacelerar su desarrollo o, en algunos casos más graves, seguir avanzando. Los siguientes grados de alopecia androgenética serán más acusados y visibles: la coronilla despoblada se ensanchará hacia la zona frontal de la cabeza y los laterales.
Antes de la pérdida total de cabello, un nivel extremo que no es habitual, la androgenética suele respetar algunas zonas de la cabeza, como la nuca y los laterales de la cabeza más cercanos a las orejas, las zonas donde crece el pelo más fuerte (y de donde se obtienen los cabellos para el injerto capilar).
La alopecia androgénica o androgenética masculina se produce por un cambio hormonal, como primera causa, y por una predisposición genética a que este cambio hormonal sea más intenso, segunda causa.
La combinación de ambas causas es una receta imparable para la caída: todos los hombres están programados hormonalmente para que pierdan cabello pero si además tienen, por herencia genética, una facilidad para que ese cambio hormonal se produzca con más fuerza, pues es cuestión de tiempo que se produzca la caída del cabello.
El núcleo de la alopecia androgenética se encuentra en la dihidrotestosterona, o DHT, la hormona masculina que, con el tiempo, acaba por suplantar a la testosterona. La testosterona es la hormona encargada de desarrollar la masa ósea de los hombres, sus músculos y su vello.
El paso de la niñez a la adolescencia tiene mucho que ver con la testosterona. Con el tiempo, esta testosterona empieza a ser sustituida por la DHT, una hormona también masculina pero mucho menos influyente que la testosterona. En consecuencia, el desarrollo del cabello pierde fuelle y la alopecia aparece.
Pero puede ocurrir, como ya se ha comentado, que este proceso de aparición de la DHT se vuelva más radical, y es ahí donde entra la predisposición genética. Si entre los familiares hay algún alopécico, o alopécica, pues recientes estudios han demostrado que el gen puede transmitirse entre sexos, lo habitual es que exista un riesgo alto de sufrir el mismo final alopécico. No pasa siempre, pues el gen puede saltarse alguna generación, pero sí es lo más habitual.
Hay muchas soluciones para luchar contra la alopecia y todas ellas entran dentro de dos categorías: soluciones preventivas y soluciones finales. Si la alopecia no es grave, y aquí hablamos de entradas y de coronillas que empiezan a verse más claras, las soluciones preventivas son la receta ganadora: minoxidil, láser capilar de baja potencia, Vita X Regeneración, Bioestimulación Transdérmica BET y Mesoterapia o Bioestimulación capilar con precursores.
Pero si hablamos de problemas más graves, como coronillas despobladas y pérdida de volumen frontal, entonces hay que sacar la gama pesada, las soluciones finales: injertos capilares, sistemas de integración y pelucas IMD.
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La clave para solucionar un problema es conocerlo. Te damos toda la información sobre qué tipos de alopecia existen y qué tratamientos son eficaces para tratarla.
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