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El cabello de Buda

Antes de convertirse en un iluminado, preceptor de la vida equilibrada, Buda fue un aristócrata. Los datos biográficos del período en el que vivió son inexactos y discrepan de forma más o menos considerable en algunos detalles. Algunas fuentes señalan que Buda era un príncipe, otras dicen que era el hijo de un oligarca electo. Lo cierto es que los primeros años de vida del Buda fueron de opulencia.

Según la mayoría de los relatores, el nombre que se le dio al momento de su nacimiento fue Sidarta, «el que logra su propósito», y los adivinos de toda clase llamados por su padre para anticipar su futuro predijeron que Sidarta sería un gran rey o monje, pero sin poder descifrar cuál de los dos sería su destino. Solo uno de ellos, Kaundinya, predijo unívocamente que Sidarta se convertiría en un Buda.

La renuncia

Una vez más, la historia varía según las fuentes. Algunas dicen que Sidarta descubrió la miseria que existía fuera de las puertas de su palacio, otras que se sumió en la depresión al hacerse consciente de la naturaleza mortal del ser humano. Lo cierto es que un día huyó de palacio para convertirse en un asceta y vivir, así, despojado de todo bien material, en la más absoluta pobreza.
En su vida aristócrata, Sidarta tenía una cabellera rizada y larga (ushnisha). Esta se asocia al estatus y la decadencia. Buda se representa con una cabellera larga atada en lo alto de la cabeza cuando se hace referencia a los momentos previos al inicio de su camino a la iluminación. Esta representación suele compaginarse con el ūrṇā un único rizo que cae al centro de la frente y que funciona como una anticipación de la iluminación por venir simbolizando una inteligencia especial en Sidarta.
Una vez que Sidarta deja la casa paterna, junto con los lujos que esta le proveía, corta su larga cabellera con su espada. Según la leyenda, sus rizos cortos se adhirieron a la cabeza y no volvieron a crecer. Las representaciones de Buda que muestran esta versión de su cabellera, sin ningún otro aditamento simbólico, se refieren al inicio de su camino a la iluminación.

108 caracoles secos

En torno a figuras tan especiales como la de Buda se entretejen la historia y la leyenda. Otras fuentes biográficas aseguran que, al abandonar su condición privilegiada, Sidarta no se cortó el pelo con la espada, sino que afeitó su cabeza por completo.
Una leyenda cuenta que, en su camino a la iluminación, Buda se encontraba sentado bajo un árbol meditando desde hacía muchas horas; tantas, que la posición del sol había cambiado y los rayos se ubicaban directamente sobre su cabeza desnuda. Un caracol que pasaba se sintió angustiado por que el calor interrumpiera la meditación del Buda, así que trepó a su cabeza y utilizó su cuerpo viscoso para refrescarla. Otros caracoles lo siguieron.

Al final del día, cuando Buda se levantó de su meditación, descubrió que tenía un sombrero de 108 caracoles que habían muerto disecados para proteger su concentración. Según esta leyenda, desde entonces se representan los caracoles en la cabeza de Buda como un homenaje a estos mártires que dieron su vida para que pudiera alcanzar el Nirvana.

Una vida equilibrada

Bien con caracoles, bien con rizos, después de experimentar tanto una vida de lujos como una vida de pobreza absoluta, el Buda descubrió que el verdadero camino al Nirvana no se encuentra en ninguno de los dos extremos, sino en una vida intermedia y equilibrada. Es ahí cuando se agregan otros atributos a las representaciones de Buda.

El bindu se posiciona como un tercer ojo, al centro de la frente, y simbólicamente representa la visualización del absoluto a través de un «ojo» que no es físico, sino que es el ojo de la mente. Además, en las esculturas del Buda iluminado aparecen también las orejas descolgadas, vestigio físico de las grandes joyas de sus primeros años de vida, que simbolizan el vínculo del pasado. Como afirma hermosamente Cristina Richie en su ensayo Simbolismo en las esculturas asiáticas de Buda, «las personas pueden reinventarse y transformarse en seres compasivos, pero siguen atadas a su pasado». Las orejas son también un recordatorio de que los signos de nuestro pasado permanecen y son parte de nosotros, pero no definen nuestro ser.

La historia de Buda y su simbolismo es solo un ejemplo de los significados profundos que las culturas de todo el mundo han atribuido al cabello. ¿Te gustaría conocer otras?

Hair Art: arte capilar contemporáneo

«El cabello es un material fantástico; es repulsivo, erótico, hermoso y estético a la vez».
Simon Schubert

Una de las grandes tendencias del siglo XIX fue la elaboración de pequeñas piezas de arte que utilizaban cabello humano. Las técnicas y las costumbres del período victoriano cayeron en desuso, pero eso no significa que el arte capilar haya desaparecido por completo. Sirviéndose de motivos más conceptuales y fibras sintéticas más abundantes, numerosos artistas contemporáneos han explorado el territorio capilar en sus trabajos. Aquí presentamos tres ejemplos que vale la pena destacar.

Simon Schubert

Este artista alemán, nacido en 1976, es ampliamente conocido por sus obras de papel plegado.


En 2006 sorprendió con esculturas que representaban figuras femeninas completamente cubiertas de su propio cabello y recostadas en bañeras o volúmenes que recuerdan ataúdes y tumbas.

Imagen propiedad de Galerie Thomas


 

Jessica Wohl

La artista estadounidense radicada en Tennessee, donde enseña dibujo y pintura en la universidad, realizó una intervención en un hotel abandonado en Arkansas. Utilizando cabello sintético, cubrió las escaleras del edificio, como si durante los 20 años de su abandono, la estructura hubiera seguido con vida, produciendo cabello. El proyecto se llamó Mountanaire Hotel y, según Wohl, crea una sensación de misterio, miedo e incertidumbre.


Fotos propiedad de Jessica Wohl

Alice Anderson

La artista franco británica, nacida en 1972 y actualmente radicada en Londres, es bien conocida por su trabajo relacionado con el movimiento post digital. Sin embargo, la obra que la llevó a ser una artista reconocida tenía un origen más íntimo y analógico: la infancia.
Durante su niñez, Anderson pasaba largos períodos sola en casa, durante los cuales mitigaba la ansiedad por separación de su madre enredando hebras de su cabello alrededor de sus dedos y, más adelante, en objetos y muebles de la casa. La artista repitió la experiencia infantil a gran escala dejando caer una cascada de cabello rojo, como el suyo, por las paredes de la Royal Opera House, a través de las ventanas de la Galería Riflemaker y alrededor de la torre de la cinemateca de París. En 2011, también envolvió la casa de Sigmund Freud en fibras similares para su obra Housebound.

En su trabajo posterior, Memorised objects, Anderson ha usado hilo de cobre como un guiño a su cabello.

Fotografía propiedad de Alice Anderson


 
 

Genética y calvicie: ¿de tal palo, tal astilla?

Desde que la medicina empezó a fijarse en los antecedentes genéticos de los pacientes, se ha avanzado muchísimo en la prevención, detección y tratamiento de enfermedades de todo tipo. Naturalmente, así como es posible adelantarse a saber de qué color serían los ojos o el cabello de los hijos de una determinada pareja, también se puede saber cómo será la salud de su pelo con solo echar un vistazo al libro de familia que viene inscrito en su código genético.
En Brünn (1865) un fraile agustino llamado Gregor Mendel les contó a sus colegas que había estado mezclando diversos tipos de semillas de guisantes y que había observado ciertos patrones de reproducción, descubriendo que algunas plantas podían transmitir determinadas características a sus descendientes y otras no. Como era de esperarse de una persona que se pasa todo el rato jugando con guisantes de distintos colores, sus compañeros no le hicieron mucho caso en ese momento, pero fue él quien sentó las bases de la medicina genética, gracias a las cuales hoy se puede diagnosticar el riesgo de caída del pelo en una persona y anticiparse a él. Identificar un problema de calvicie genética resulta mucho más fácil para los expertos en salud capilar, algo que ayuda a anticipar problemas y tratarlos lo antes posible.

Ciertos individuos son capaces de transmitir un carácter, aunque en ellos no se manifieste

Así reza la segunda ley de Mendel, que explica el hecho de que muchos hombres se despisten pensando que no sufrirán de alopecia porque sus padres gozan de una cabellera frondosa. Sin embargo, por lo general, las mujeres no suelen manifestar alopecia, aunque sea su línea genética la que transmite el gen de la alopecia masculina. Si la madre no tiene hermanos, entonces habría que fijarse en los hermanos varones de la abuela materna para adivinar una futura alopecia en el hijo.
En cualquier caso, estas observaciones, más bien precarias, pueden no ser demasiado fiables, puesto que existen muchísimas variables que se quedan por fuera y que no son perceptibles a la vista. Es por esto que en centros especializados en salud capilar como los nuestros, se aplica el test genético capilar trichotest, que analiza 48 variaciones en 16 genes relacionados con los diferentes tipos de alopecia que afectan al ser humano. Esta prueba es capaz de diagnosticar la alopecia androgenética, areata o efluvio telógeno en hombres y mujeres, ya sea visible o no. La prueba se hace con una toma de mucosa bucal, sin agujas y sin dolor.

Al conocer la raíz de la enfermedad y las condiciones genéticas de quien la sufre, los especialistas cuentan con información suficiente para diseñar un tratamiento muy específico para el paciente, en el que incluso pueden decantarse por vía oral o tópica según las condiciones genéticas de la persona.
El instituto Médico Dermatológico aplica el trichotest para la detección temprana de la alopecia. Se puede pedir una cita a través del siguiente vínculo: cita.

¿Cómo podrían mejorar ‘las celebrities’ muchos problemas capilares?

Son muchas las personas famosas que han acudido a profesionales para solucionar la despoblación capilar. De hecho, las estadísticas indican que 40% de la población masculina sufre una pérdida de cabello perceptible a partir de los 35 años, y este número se eleva hasta el 80% a medida que la edad aumenta.

Afortunadamente, la ciencia ha podido avanzar mucho para solucionar los problemas capilares. De la misma forma que se han ido desestigmatización los tratamientos para muchos problemas de salud, los tratamientos para recuperar el pelo poco a poco se van haciendo más comunes. Sin embargo, todavía hay tabúes que vencer.

Una clave para que finalmente dejemos de sufrir el estigma de la calvicie podría estar en que grandes figuras de la cultura popular hablaran abiertamente y sin vergüenza de sus procesos de recuperación de pelo. Algunos pocos lo han confesado y otros dejan que el progresivo repoblamiento en sus cabezas hable por sí solo. Entre los jugadores del equipo que toma cartas en el asunto están Julio Iglesias, Nicholas Cage, Kevin Costner, Mel Gibson y John Travolta.

Calum Best, modelo y estrella del reality show británico Big Brother, no tuvo problemas en dejar saber que se había sometido a 3 operaciones para mejorar su aspecto capilar.

 
 
 
 
 
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You will be thankful u didn’t give up , believe that ????✨

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Por otro lado, las celebridades femeninas se aventuran un poco más a hablar del tema. La supermodelo Tyra Banks compartió con el Wall Street Journal lo que sintió durante un periodo en el que tuvo alopecia por estrés. Kristin Davis, de Sex and the City, se volvió embajadora de una marca de productos para el cuidado capilar después de experimentar la caída progresiva de su cabello por los maltratos a los que lo había sometido para adaptarse a sus distintos papeles.

Foreign and Commonwealth Office

Naomi Campbell, quien también abusó de la salud de su cabello con todo tipo de extensiones y alisados, también se ha atrevido a hablar del asunto. Con la guía de distintos profesionales pudo recuperar zonas donde creyó que su pelo se había ido para siempre.

¿Acaso tiene sentido en nuestros días ocultar que se mantienen rutinas de ejercicios para preservar la salud de nuestros cuerpos? De la misma forma sería muy positivo que todas las personas se sintieran cómodas afrontando sus problemas capilares, en caso de tenerlos. La mejora personal es normal y muy positiva, si así se desea. En este sentido, la prevención y reversión de la caída del cabello es, a fin de cuentas, una forma de cuidado personal tan natural como la buena alimentación o el ejercicio.

 

Champú seco: el retorno

Como todas las cosas nuevas, el dry shampoo (champú seco) viene del pasado. Basta con girar ligeramente la cabeza por encima del hombro para recordar que apenas en los años 80 el champú seco era la panacea del estilismo capilar. Pero con un poco más de esfuerzo, se pueden rastrear los orígenes de este producto hasta el siglo XV, al menos.

En los años 40, se comenzaron a comercializar champús secos prefabricados, pero ya en 1800 los barberos utilizaban productos fabricados por ellos mismos para obtener resultados similares. Un siglo antes, se utilizaban polvos y almidón para mantener sedosas y limpias las largas cabelleras, o las pelucas que las simulaban, que eran símbolo de status. Y durante la época isabelina, los polvos de arcilla se utilizaron para limpiar el exceso de grasa y suciedad, pero existen indicios de que esta misma técnica se aplicaba en Asia ya desde el siglo XV. Eso sin mencionar las menos opulentas aplicaciones de talcos y polvos varios de las abuelas, de toda la vida.

Pero la tradición no imposibilita la tendencia, y hoy en día el champú seco está viviendo un nuevo período de esplendor. En países como Reino Unido es ya un producto potente en el mercado, mientras en España se encuentra en plena alza.

No todo lo que no brilla es oro

A pesar de que estéticamente apreciemos un cabello mate, que luzca como recién lavado —aunque no tanto—, y de que el champú seco sea una maravilla logística para compatibilizar las prisas de la vida moderna con el mantenimiento que demanda una cabellera larga y sedosa, la verdad es que el producto debería ser un recurso extremo y no un hábito cosmético. Dependiendo de la calidad y el tipo de producto que se utilice como champú seco, variarán los efectos secundarios que pudiera acarrear su abuso:

  • Obturación de los poros del cuero cabelludo (e incluso del rostro, por el contacto accidental durante la aplicación), que puede derivar en dermatitis seborreica, caída del cabello, crecimiento de hongos, acné, etc.
  • Alergias e irritaciones respiratorias, tópicas u oculares.
  • Problemas respiratorios ocasionados por el formato en aerosol o la aspiración frecuente de polvos finos.

Algunas precauciones

  • No se debería utilizar si hay una condición dermatológica preexistente, como psoriasis o eczema.
  • No aplicar con el cuero cabelludo húmedo o inmediatamente después de sudar.
  • Privilegiar los productos naturales y de calidad por encima de los químicos y de dudosa composición.
  • Elegir productos específicos si el pelo tiene una tendencia natural a ser seco.
  • No prolongar los periodos de lavado del cabello de forma habitual.

Si tienes dudas acerca de qué productos emplear para el cuidado de tu cabello, te recomendamos que eches un vistazo a nuestros productos capilares. ¡Te van a sorprender!

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