La sociedad en la que estamos inmersos concede una gran importancia, quizá excesiva, al aspecto físico, lo que puede ocasionar que las personas, muchas de ellas adolescentes, se sientan a disgusto con su cuerpo.
En este “sentirse a disgusto con uno mismo”, tienen mucho que ver la creencia de que ser una persona atractiva está ligado indiscutiblemente con ser una persona de éxito. ¿Y qué información recibimos sobre cómo podemos conseguirlo?: “dietas milagro”, cirugía estética, cosmética, vestir con las prendas de ropa de las revistas… Sin embargo, recibimos menos información sobre cómo podemos perder peso de manera más saludable y menos peligrosa: dieta adecuada y prescrita por profesionales de la salud, practicando ejercicio regularmente; o sencillamente, dejar de darle tanta importancia al aspecto físico y preocuparnos por cosas más importantes que también hacen que nos convirtamos en personas exitosas.
Casi todo el mundo tiene motivos para encontrarse a disgusto con su cuerpo. Esto no es malo, al contrario, es una de las cosas que debemos utilizar para gozar de una buena autoestima, a saber: disimular los defectillos que podamos tener y resaltar nuestros puntos fuertes.
Os proponemos los siguientes puntos para sentirnos bien con nosotros mismos:
Cuando nuestra preocupación por nuestra imagen se convierte en una obsesión, pueden aparecen trastornos como la anorexia y la bulimia nerviosa.
Se trata de un trastorno de la alimentación y psicológico. Las personas comienzan con un régimen alimenticio para controlar su peso, pero, posteriormente, lo que tratan de controlar es el propio cuerpo. En la actualidad se registran unos 4 casos de anorexia por cada 1000 personas, y las mujeres la padecen en mayor proporción que los hombres.
Los síntomas más característicos de este trastorno son los siguientes a nivel físico son:
Y como consecuencias psicológicas:
El tratamiento de la anorexia nerviosa implica no solamente la recuperación del peso perdido a través de una alimentación adecuada, sino una terapia psiquiátrica, que debe ser guiada tanto por un médico como por un psicólogo, y en el que el paciente debe aprender a valorarse “por cómo es” en lugar de “por como esté físicamente”.
Cuando nos encontramos ante casos extremos, es necesario ingresar al paciente en un centro hospitalario.
La palabra bulimia procede del griego y significa “hambre de buey”, y afecta en una proporción de 10 mujeres por cada varón.
Al igual que en el caso de la anorexia nerviosa, se trata de un trastorno alimenticio y psicológico, pero en este caso, las personas en lugar de dejar de comer, la comida se convierte en una adicción. En este trastorno el paciente presenta periodos en lo que come compulsivamente con otros de control de peso inadecuados (provocándose el vómito, usando laxantes, practicando ejercicios hasta la extenuación). La periodicidad de los atracones son variables, pudiendo darse varios de ellos a lo largo del día durante varios días seguidos. Durante estos episodios suelen comer exceso de dulces y comidas con un alto contenido calórico.
Los síntomas más característicos de este trastorno son los siguientes:
Si se mantiene en el tiempo, la bulimia puede producir serias complicaciones físicas y psicológicas:
La tasa de mortalidad es mayor que en los pacientes que sufren bulimia.
Debido a las complicaciones médicas y psicológicas que presentan los pacientes con bulimia, es necesario que se sometan a un tratamiento multidisciplinario, en el que se incluyan médico, psiquiatra y psicólogo clínico. El objetivo fundamental de dicho tratamiento es enseñarle al paciente a aceptarse y quererse como es, que logre llevar una vida sana y equilibrada desde el punto de vista emocional. La intervención médica irá dirigida a planificar una dieta sana y saludable, sin atracones y purgas, mientras que desde el punto de vista psicológico el objetivo es aumentar la autoestima y adquirir herramientas en la resolución de problemas.
Por ello, es imprescindible que el paciente participe de forma activa en el tratamiento y acudir de forma regular a las terapias psicológicas.
Dra. Catalina Poza. Jefe de la Unidad de Psicología de Instituto Médico Dermatológico.
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