La pérdida de cabello entre los niños no está tan extendida como entre los adultos. La razón principal tiene que ver con el tiempo. La alopecia androgenética, la primera causa de la caída del cabello en los hombres y una de las principales para las mujeres, se desarrolla a partir de cierta edad, cuando las hormonas masculinas que provocan dicha alopecia entran en juego, que suele ser pasada la adolescencia en los casos más tempranos. Por eso es tan poco común encontrar niños sin pelo. Pero existen. En este post repasaremos algunas de las causas de alopecia infantil más habituales.
Son casos muy, muy excepcionales, como se ha explicado más arriba, y afectan a niños ya crecidos, con la adolescencia recién estrenada. Se dan cuando el desarrollo del niño es prematuro o porque existe una predisposición genética a la aparición de la hormona dihidrotestosterona o DHT, las hormonas que bloquean los folículos pilosos y provocan la alopecia. Probablemente sea la causa más extraña de esta lista, junto con la que viene a continuación, pero había que reseñarla.
Sus efectos son tan llamativos como desconocido es su origen. La alopecia areata es una enfermedad rara que provoca calvas con forma de moneda. Su origen más probable, aunque no hay unanimidad entre la comunidad científica, es una reacción autoinmune, un fenómeno por el cual el organismo se ataca a sí mismo. En este caso, el punto de mira se coloca en los folículos pilosos, que, tras el ataque, quedan neutralizados y dejan de producir cabello. Y si su origen es misterioso, no lo es menos el desarrollo de la enfermedad: las calvas pueden multiplicarse, desaparecer porque el cabello vuelva a crecer o provocar una alopecia irreversible porque los folículos pilosos afectados hayan quedado totalmente destruidos.
Hablar de hongos en el pelo es hablar de tiña, también conocida como dermatofitosis. Consiste en la aparición de hongos parásitos que cubren partes del cuero cabelludo y crean una costra que dificulta el crecimiento del cabello. También provocan picores, piel escamada y un olor característico. Al impedir el crecimiento del folículo piloso, el pelo deja de crecer, lo que provoca la aparición de zonas sin cabello.
Es un problema que en sus primeras fases recuerda a la caspa común, pero la dermatitis seborreica es mucho peor. Si la caspa es piel muerta, las partículas que se desprenden del cuero cabelludo al sufrir dermatitis seborreica son grasa. Las glándulas sebáceas producen sebo de forma natural para proteger el cabello y el cuero cabelludo, lo que, además de protección, aporta flexibilidad y brillo. Pero puede ocurrir que la producción de grasa sea excesiva, lo que causa problemas como infecciones, costras, picores y, como consecuencia de todo lo anterior, la caída del cabello.
Parece una tontería pero no lo es: la principal causa de la pérdida de cabello en los niños es un peinado demasiado tirante. Quizá la pérdida no sea tan evidente como en la alopecia areata o al sufrir hongos, pero algunos peinados, como trenzas, coletas y recogidos, pueden provocan pequeñas calvas. Hay que evitar los peinados muy tirantes y también el uso de gomas y horquillas que al quitarse puedan arrancar cabellos. Al escoger horquillas, elige sólo las que estén recubiertas de plástico, y compra sólo las gomas de tela, pues no se pegan al pelo. Y al hacer los peinados, evita la tracción al principio de la coleta o de la trenza; ahí, justo cuando empieza el peinado, es donde tiene que ir más suelto. Quizá el peinado no te quede tan bien acabado como pensabas, pero, de hacerlo así, el cabello del niño te lo agradecerá.
La tricotilomanía es el hábito compulsivo de arrancarse el cabello, normalmente de las cejas, el bigote o la barbilla aunque existen otras zonas de extracción. No hay consenso científico sobre si es un hábito que nace como reacción al estrés o se da de forma aleatoria incluso cuando el niño está relajado. Hay estudios que afirman lo uno y lo otro. Pero lo cierto es que provoca calvas fáciles de localizar. La visita al psicólogo es la solución más efectiva.
Alrededor de este problema sí hay un consenso: el estrés provoca la caída del cabello. Los niños reaccionan de forma parecida a los adultos, tal y como explicamos en este post sobre la alopecia nerviosa.
La alimentación influye notablemente en el cabello. El desarrollo del cabello tiene mucho que ver con la regeneración celular, un proceso que requiere de unos ingredientes para que se lleve a cabo. Entre estos ingredientes están las vitaminas del complejo B, principalmente, pero también las vitaminas A y C, cargadas de antioxidantes, y minerales como el hierro, el magnesio, el zinc o el manganeso. En cambio hay alimentos que debemos evitar para cuidar del pelo, pues tienen un efecto negativo en la salud capilar. Una alimentación equilibrada, con mucha proteína, verduras verdes, legumbres, frutos secos (en cantidades moderadas) y mucha agua, aportará todos los nutrientes necesarios para evitar la pérdida de cabello por una mala alimentación.
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