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¿Es saludable el desayuno inglés?

El desayuno inglés, con su huevo frito, sus salchichas, sus judías y otras tantas peculiaridades, es una comida que rápidamente identificamos. Sin embargo, no hay muchas personas no británicas que se atrevan a meterse entre pecho y espalda semejante cantidad de alimentos. ¿Por qué? En el post de hoy hablaremos de este desayuno hipercalórico y si es justa la fama de poco saludable que le persigue.
Desayuno ingles
¿Qué lleva un desayuno inglés típico? Con una comida con tanta historia como el desayuno inglés es complicado aventurarse a decir qué es un desayuno 100% inglés y qué no lo es, pero sí podemos hablar de lo mínimo que debe llevar un desayuno inglés. Rápidamente podemos recordar el huevo frito, el beicon, un par de salchichas, las judías (baked beans, que son judías blancas cocinadas con salsa de tomate) y algo de pan para mojar. Parece mucho, ¿verdad? Pues esta es la versión corta.
Un desayuno inglés más completo añadiría a todo lo anterior algunas rodajas de morcilla, otras tantas de una salchicha blanca de cerdo, una especie de pastel de patata frita y unas cuantas verduras como champiñones o tomates pasados por la sartén. Que se añadan estos ingredientes o no depende de la región del Reino Unido donde se desayune. Lo que no admite discusión es acompañar todo lo anterior con un café o un . (Todavía hay una variante más: el desayuno inglés con un toque dulce: huevos+beicon+tortitas/gofres)

Punto decisivo: la superficie de los alimentos

El principal pero del desayuno inglés es que todos los ingredientes, salvo las judías, deben pasar por la sartén. Parece una obligación. Hasta el tomate tiene que freírse. Aquí hay un problema, pues las frituras multiplican las calorías de los alimentos. Es una norma que afecta a todos los fritos, pero que es todavía peor con los alimentos que tienen mucha superficie en contacto con el aceite (o la mantequilla).
El problema de los fritos es que absorben aceite, de forma que cuanto más alimento haya en contacto con el aceite, más calorías se añadirán. Por ejemplo, imagina un muslo de pollo grande y jugoso. Y ahora imagina un montón de patatas fritas. El muslo es posible que sea mayor que todas las patatas juntas, que tenga más volumen. Sin embargo, a pesar de ser mayor, tiene menos superficie en contacto con el aceite que las patatas. Retengamos esta idea en la cabeza.
Una buena fritura, la que se hace con freidora cubriendo por completo el alimento con aceite muy caliente, dora rápidamente el alimento de forma que no deja entrar aceite a su interior. Esa costra no sólo está rica, sino que impide que el alimento absorba aceite. La cuestión es que las freidoras no son electrodomésticos tan extendidos en los hogares, así que la mayoría de las frituras se hacen en sartén. Al freír con sartén, el aceite no se calienta tanto como en una freidora, de modo que esta costra no se produce en los alimentos y éstos absorben más aceite. Resultado: más calorías.
desayuno
Pero volvamos al ejemplo. Debido a la mayor superficie en contacto con el aceite, las patatas absorben más calorías del aceite que el muslo de pollo de nuestro ejemplo. Bueno, pues con este concepto claro, imagina ahora qué cantidad de aceite puede absorber una colección de alimentos que son casi planos: el huevo, el beicon, el pan, las rodajas de tomate. ¡Si es que parece pensado a posta! “Traedme los alimentos más planos que encontréis que vamos a freírlos”.

Demasiados embutidos

El origen más probable de esta comida está relacionado con la vida de los obreros ingleses de mediados del siglo XVIII. Los ingredientes de este desayuno son baratos (huevo, salchichas, beicon, patata…), lo que hacía de este desayuno la opción ideal para las clases trabajadoras menos pudientes, las que trabajaban de sol a sol en las ruidosas, sucias y peligrosas fábricas que iban surgiendo según avanzaba la Revolución Industrial. Con turnos de entre 10 y 15 horas y capataces que no dudaban en azotar a los trabajadores si les veían despistados, a los trabajadores ni se les pasaba por la cabeza detenerse para comer. Así que debían desayunar como toros.
No es casualidad que los alimentos del desayuno inglés sean baratos y ultracalóricos. El objetivo era llenarse los carrillos de alimentos que los mantuvieran saciados el mayor tiempo posible, así que las salchichas, las morcillas y el beicon eran necesarios. Lo que nos lleva a las grasas poco saludables y al exceso de sal, inconvenientes habituales de estas carnes curadas y aderezadas con otras grasas para aumentar su sabor.

Versión light

¿Significa entonces que un desayuno inglés sin tanto frito y con raciones mucho más controladas de embutidos sería más saludable? Bueno, habría que hacer algunas variantes, pero, desde luego, mejoraría. Por ejemplo, el beicon, el huevo y la salchicha (habría que olvidarse de la salchicha blanca y de la morcilla) tendrían que pasar por el horno, no por la sartén; habría que olvidarse del pastel de patatas fritas y limitarse a una rebanada de pan de centeno (por supuesto, tostada, no frita); y en cuanto a las verduras, sería suficiente con un toque de horno para calentarlas. Con esto obtendríamos una versión light más adecuada, pero aun con todo, seguiría siendo un riesgo para nuestras arterias.

Los huevos son sensacionales para el cabello, pero ¿qué pasa con el colesterol?

Los huevos son la fuente comestible de proteínas más completa de la naturaleza. Comparados con cualquier otro alimento, como las carnes o los pescados, los huevos los miran desde muy arriba. No sólo tienen más proteínas, y muchas veces incluso más vitaminas y minerales que los alimentos que proceden de la carne de los animales, sino que además nuestro cuerpo absorbe más cantidad de nutrientes cuando come huevos que cuando come cualquier otra cosa. Así de buenos son los huevos.

¿Y para nuestro pelo?

Pues si tenemos en cuenta que el 90% de nuestro cabello son proteínas, imagina cómo de beneficiosos son los huevos. Pese a todo, los huevos tienen un lado oscuro muy presente en nuestra sociedad. ¿Se merecen esta desconfianza? En el post de hoy hablaremos de ello.
Si hablamos de los mejores alimentos en sus categorías, los huevos tienen que estar ahí. Si el agua es la mejor bebida para nuestro organismo o el aceite de oliva, la mejor grasa, el huevo es la mejor fuente de proteínas.
El huevo, además, no sólo contiene proteínas de gran calidad, sino que viene bien cargado de vitaminas A y E, que son excelente antioxidantes, vitamina D, que ayuda a la absorción del calcio y un montón de vitaminas del grupo B, como la B1, B2, B6 y B12. En este blog ya hemos dicho muchas veces que si quieres tener un pelo sano, tienes que ayudar a que tu cuerpo metabolice lo que comes para potenciar la creación de nuevas células, y todo esto, que es muy importante, se consigue con grandes dosis de vitamina B.
¿Algo más? Sí, el huevo también tiene hierro, zinc y selenio, además de otros minerales. Destacamos estos porque los tres nos interesan para tener un pelo saludable.

El lado oscuro de los huevos

No todo podían ser ventajas, ¿verdad? Tradicionalmente se han considerado los huevos como alimentos con los que tener cuidado por su elevado contenido en colesterol. Como demostraron los numerosos estudios que se realizaron en EE.UU. durante los 60 y 70, el colesterol aumenta el riesgo de padecer ataques al corazón y otros problemas relacionados con el flujo de sangre en las arterias.
cesta-huevos
Sin embargo, estudios recientes, y no tanto, han demostrado que las conclusiones de los años 70 no eran del todo acertadas, pues si bien la grasa y el colesterol guardan relación con problemas de salud, lo cierto es que no hay una relación de causa-efecto. Los nuevos estudios demostraron que hay que hacer matices, y por eso se puso el foco en detallar qué colesteroles son más peligrosos y cuáles lo son menos.
De esta forma llegamos al colesterol. El colesterol es una grasa esencial en nuestro organismo, pues forma parte de todas las células de nuestro cuerpo y de procesos relacionados con hormonas tan relevantes como los estrógenos y la testosterona. Nuestro cuerpo necesita el colesterol.

Los detalles importan

El matiz viene en que el colesterol requiere de unas proteínas para que llegue a las células y haga todos estos procesos tan importantes. Y es aquí donde aparece el quid de la cuestión: hay proteínas, o mejor dicho lipoproteínas (pues tiene su ración de proteínas pero también de lípidos o grasas) que son buenas y otras que son malas. Las buenas reciben el nombre de HDL o colesterol bueno, para entendernos, y las malas, LDL o colesterol malo.
Lo que sí han demostrado los estudios es que a mayor cantidad de colesterol LDL, mayor riesgo de sufrir ateroesclerosis, que es la acumulación de grasa en las arterias, un problema que puede desembocar en ataques al corazón, embolias y otras consecuencias fatales. ¿Por qué ocurre esto? Porque el colesterol malo, el LDL, puede acumularse en las arterias, reduciendo así el espacio que tiene la sangre para circular.

¿Dónde entra el huevo en todo esto?

La importancia del huevo está en que es un alimento con mucho colesterol. Cada huevo tiene 200 mg, lo que puede ser mucho si se tiene en cuenta que el máximo recomendado es de unos 300 mg… al día.
La cuestión, y el motivo principal para la defensa del huevo, es que la mayor parte de este colesterol es HDL, es decir, del bueno. ¿Por qué este HDL se considera bueno? Porque, a diferencia del LDL, que se acumula en las arterias, el HDL sirve para limpiar el colesterol del organismo. Es decir, tener altos niveles de HDL en sangre es mejor que no tenerlos. Eso sí, cuanto menos LDL, mejor.
En resumen, los huevos son un alimento completo y beneficioso que ha sido maltratado durante décadas. ¿Son recomendables en todos los casos? No, pues tiene mucha grasa y un colesterol que hay que controlar, pero si se tiene el visto bueno del nutricionista, ya decimos que no hay un alimento mejor ni para nuestro organismo ni para nuestro cabello.

Mantequilla o aceite de oliva

En el post de hoy enfrentaremos a los dos grandes acompañantes del pan del desayuno: la mantequilla y el aceite de oliva. El combate promete ser apasionante.
Pero antes, recordemos el camino hasta aquí. En un post anterior la mantequilla se batió con la margarina. Fue un combate duro, con la mantequilla iniciando la lucha con tantas ventajas (grasas monoinsaturadas y polinsaturadas) como desventajas (80% de grasa), y con la margarina en la misma situación: que tuviera menos grasa (alrededor del 60%) era positivo, pero no tanto que tuviera tantas grasas trans, que son las que aumentan el colesterol malo y eliminan el bueno. Con estos ingredientes, el combate continuó reñido (la margarina moderna contratacó con una mejora importante: menos grasas trans), pero finalmente la victoria fue para la mantequilla. ¿Las razones? Aunque la margarina ya no es tan perjudicial como antes, la mantequilla sigue teniendo un origen más limpio (animal, nada de emulsión de aceites vegetales), menos grasas trans y mejor sabor.
Mantequilla
Pero ahora la mantequilla se enfrenta a un peso pesado del desayuno: el aceite de oliva. Ya adelantamos que el combate aquí será menos reñido: el aceite de oliva tiene mucha más grasa monoinsaturada (la buena) que la mantequilla. Básicamente, de cada 10 unidades de grasa, el aceite de oliva tiene unas 7 que son monoinsaturadas, mientras que la mantequilla tiene 2. ¿Qué significa esto?
Recordemos las distintas clases de grasa que existen, o al menos las que nos interesa conocer para este post. La clave para distinguir los siguientes cuatro tipos es si añaden o reducen colesterol bueno y malo. Recordemos que el colesterol bueno (HDL en los análisis) es aquel que elimina colesterol, y que el colesterol malo (LDL) es aquel que se termina por acumular en las arterias impidiendo el paso de la sangre y aumentando el riesgo de sufrir arterosclerosis, que es lo mismo que decir obstrucción de las arterias por acumulación de placas de grasa. Estos cuatro tipos de grasa son:

  • Monoinsaturadas. Aumenta el colesterol bueno y disminuye el malo.
  • Polinsaturadas. Reduce ambos colesteroles.
  • Saturadas. Aumenta ambos colesteroles.
  • Trans. Disminuye el colesterol bueno y aumenta el malo.

Sabiendo esto, podemos afirmar que el aceite de oliva es mucho más saludable que la mantequilla, pues tiene mucha más grasa monoinsaturada.

Gana el aceite, pero…

Pero no tan rápido. Vale, tenemos un ganador, pero que el aceite salga victorioso no deja en la lona a la mantequilla, que es también un excelente alimento. ¿Por qué? Por dos razones. La primera tiene que ver con las calorías. En este blog ya hemos aprendido que las calorías son relativas, y que no es lo mismo 100 calorías de zanahorias y brócoli, por ejemplo, que 100 calorías de barritas de chocolate. La mezcla de verduras te mantendrá saludable y no te hará engordar; las chocolatinas irán directamente a tus michelines, al tiempo que harán que tu organismo se desespere una media hora más tarde por un poco más de azúcar. En ambos casos son 100 calorías, pero sus efectos no son los mismos.
Aceite de oliva
Lo que importa es cómo se reparten esas calorías entre grasas, proteínas y carbohidratos. Y si comparamos este reparto entre aceite y mantequilla, obtenemos que el aceite es 100% grasa, mientras que la mantequilla se queda en el 80%. Así es, el aceite engorda más que la mantequilla. Aquí tenemos un punto para el debate.
El otro punto tiene que ver con el origen de ambas grasas. Por regla general, cuando un alimento tiene un origen animal, lo normal es que sea mayoritariamente proteína. Algo parecido ocurre con los alimentos de origen vegetal, que son, en su mayoría, carbohidratos; hay excepciones, como las lentejas, que tienen muchas más proteínas de las que les corresponden como legumbres que son, pero esta regla es general. Si hablamos de vitaminas y minerales, ocurre más o menos lo mismo: los alimentos de origen animal llevarán asociados los minerales y las vitaminas propios de las proteínas, y los vegetales los de los carbohidratos.
Esto mismo ocurre con la mantequilla y el aceite. Si echamos un vistazo a sus vitaminas y minerales, veremos que el aceite apenas tiene estos nutrientes. Contiene vitamina K, muy necesaria para la formación de glóbulos rojos, y vitamina E, que es un antioxidante, pero poco más. Sin embargo, la mantequilla es rica en vitamina A, uno de los principales antioxidantes, entre otras virtudes, vitamina E, vitamina D (ayuda a la absorción de calcio) y vitamina K. Y si hablamos de minerales, la mantequilla es rica en fósforo, yodo, potasio y sodio (mal, por la sal), mientras que el aceite apenas tiene ningún mineral.
En conclusión, desde un punto de vista de calidad de la grasa, el aceite vence de manera clara, pero si nos detenemos a mirar los nutrientes, no podemos hablar de un claro ganador: la grasa del aceite es más sana, pero este alimento engorda más y no tiene tantas vitaminas ni minerales como la mantequilla.

Aguacate, la superfruta para el cabello

Si hubiera un concurso de frutas superbeneficiosas para nuestra salud que no gozan de popularidad, el primer puesto sería para el aguacate. Sin duda. Las fruterías están llenas de frutas que son poco más que agua, azúcar y fibra, mientras que los aguacates se cuentan con los dedos de dos manos. La gente no pide aguacates como pide peras o manzanas. Y es un grave error. En el post de hoy te contaremos por qué el aguacate tiene que convertirse en una de tus frutas favoritas.
beneficios del aguacate
Pero antes, conozcamos un poco al aguacate. El aguacate, o palta o abocado en buena parte de Latinoamérica, es una fruta tropical que se cultiva en climas tropicales y mediterráneos. Al contrario que muchas frutas, tiene muy poco azúcar, menos de un 1%. Es muy, muy poco: una naranja tiene alrededor del 9%, una manzana, en torno al 10%, lo mismo que una pera. ¡El aguacate tiene 10 veces menos azúcar que las frutas más vendidas! Punto positivo para la fruta tropical. ¿Dónde está el peligro? En la grasa, que tiene un 15% por cada 100 gramos, mucho, mucho más que una naranja (0,1%), una manzana (0,2%) o una pera (0,1%).
Como hemos hablado muchas veces, la grasa no es necesariamente mala para nuestro cuerpo, como sí lo es el azúcar. La clave es escoger sólo la grasa buena, la llamada grasa monoinsaturada, que es la que abunda en el aceite de oliva, en los frutos secos y en el aguacate. Esta grasa saludable lo es porque aumenta los niveles de colesterol bueno, el conocido como HDL, cuya función consiste en eliminar colesterol. (El colesterol malo, el LDL, se considera así porque si se acumula, acaba por bloquear las arterias, lo que aumenta el riesgo de padecer problemas derivados de la circulación de la sangre, como paros cardiacos o embolias).
Pero no olvidemos que, aunque la grasa monoinsaturada del aguacate es saludable, no deja de ser grasa. Si no queremos ver cómo nuestra línea se convierte en curva, tendremos que consumir esta fruta con moderación. Las tostadas con aguacate, mejor para el desayuno. ¿Aguacate en la ensalada de la cena? Ni por asomo.

¿El aguacate nos puede ayudar a tener un pelo más saludable?

Rotundamente, sí. El aguacate tiene una buena cantidad de antioxidantes en la vitaminas C y E, pero sobre todo destaca por su colección de vitaminas B, fundamental en el proceso de regeneración del cabello: un cabello fuerte pasa necesariamente por tener unos niveles altos de vitamina B. Ahí entra el aguacate, que contiene varias de las vitaminas esenciales de grupo B, pero especialmente dos: la B6, o piridoxina, y la B5, o ácido pantoténico.
Mujer con pelo voluminoso
La vitamina B6 es fundamental para nuestro cabello porque ayuda a la formación de glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro, dos funciones que ayudan a que nuestro cabello esté bien “regado” de nutrientes y agua. El papel de la vitamina B5 no es menos importante: es un elemento universal, así que interviene en numerosísimos procesos fundamentales en nuestro cuerpo, entre los que se encuentra la regeneración celular que da como resultado nuevos cabellos. ¡Casi nada!
¿Hay más? Sí. El aguacate contiene además mucho agua (73%), las ya citadas vitaminas C, E y K (que ayuda a la formación de glóbulos rojos, como la vitamina B6), y un trío de minerales que van muy bien al cabello: potasio, que regula la cantidad de agua en nuestro organismo y evita el estrés (causa de la alopecia nerviosa); manganeso, que ayuda a la absorción de diversas vitaminas y potencia la creación de hormonas sexuales (que influyen en la calidad del cabello); y zinc, que favorece la creación de queratina y colágeno, las proteínas de las que está hecho el cabello.
Así que, si quieres un pelo saludable, ya sabes qué fruta tienes que añadir a tu compra habitual.

Desayunos ricos que no llevan azúcar

Suele decirse que el desayuno es la comida más importante del día. Y probablemente sea así: un mal desayuno condicionará nuestra mañana y, si no aprobamos la mañana, la tarde no será mejor (más…)

Cómo las proteínas ayudan a tener un pelo más sano

Para valorar lo importante que son las proteínas en el cabello sólo hay que recordar que todo lo que vemos en un pelo es, precisamente, proteína. Cuando tocamos el cabello, lo que estamos tocando es proteína, queratina para ser más exactos. Así de importante son las proteínas para el cabello. En el post de hoy hablaremos sobre los alimentos que contienen una mayor cantidad de proteínas entre sus macronutrientes. (más…)

Beneficios de la vitamina B6 para el cabello: Todo lo que necesitas saber

Conoce todos los beneficios que la vitamina B6 puede ofrecer a tu cabello. Desde promover el crecimiento del cabello hasta mejorar su fortaleza, la vitamina B6 desempeña un papel crucial en el mantenimiento de un cuero cabelludo saludable. En este artículo, exploraremos en detalle cómo la incorporación de la vitamina B6 en tu rutina de cuidado capilar puede marcar una gran diferencia.

No solo aprenderás sobre cómo la vitamina B6 puede estimular el crecimiento saludable del cabello, sino también sobre sus propiedades para combatir la caspa y restaurar el brillo natural. Descubre cómo elegir los alimentos y suplementos correctos ricos en vitamina B6 para mantener un cabello radiante y fuerte.

Prepárate para despedirte de los problemas capilares mientras aprovechas al máximo los beneficios rejuvenecedores de la vitamina B6.

Introducción a la vitamina B6 y su importancia para la salud capilar

La Vitamina B6, también conocida como piridoxina, es una vitamina esencial que desempeña un papel fundamental en una variedad de funciones corporales, incluida la salud capilar. Es parte del complejo de vitaminas B, un grupo de nutrientes vitales para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano. En este contexto, exploraremos la importancia específica de la Vitamina B6 en el mantenimiento y mejora de la salud capilar.

El papel de la vitamina B6 en el crecimiento y mantenimiento del cabello

La Vitamina B6, una pieza fundamental en el complejo B, desempeña un papel crítico en el crecimiento y mantenimiento del cabello. Sus funciones específicas contribuyen a la salud capilar de diversas maneras, abordando aspectos esenciales que van desde la formación de proteínas estructurales hasta la regulación de la producción de sebo en el cuero cabelludo.

Signos de Deficiencia de Vitamina B6 y Caída del Cabello

La falta de Vitamina B6 en el organismo puede tener repercusiones significativas en la salud capilar. Identificar los signos de deficiencia es crucial para abordar cualquier problema a tiempo y tomar medidas correctivas. Aquí exploramos cómo la falta de Vitamina B6 puede manifestarse en la pérdida de cabello y otros síntomas asociados.

1. Caída Excesiva de Cabello:

La deficiencia de Vitamina B6 puede estar vinculada a una mayor pérdida de cabello. La falta de esta vitamina afecta la formación de queratina, debilitando la estructura capilar y contribuyendo a la caída prematura del cabello.

2. Caspa Persistente:

La regulación inadecuada de la producción de sebo debido a la deficiencia de Vitamina B6 puede dar lugar a problemas persistentes de caspa. La irritación y sequedad del cuero cabelludo son síntomas comunes en este caso.

3. Dermatitis Seborreica:

La deficiencia prolongada de Vitamina B6 puede contribuir al desarrollo de dermatitis seborreica, una afección cutánea que afecta el cuero cabelludo y otras áreas grasas de la piel. Esto puede intensificar la caída del cabello y afectar negativamente su salud.

4. Descamación y Picazón:

La falta de Vitamina B6 también puede manifestarse en síntomas como descamación y picazón del cuero cabelludo, creando un ambiente poco propicio para el crecimiento capilar saludable.

5. Debilitamiento de las Uñas y Piel Seca:

Además de los problemas capilares, la deficiencia de Vitamina B6 puede afectar las uñas, debilitándolas, y contribuir a la sequedad de la piel en general.

Cómo Abordar la Deficiencia

Si se experimentan estos síntomas, es crucial buscar la orientación de un profesional de la salud. La corrección de una deficiencia de Vitamina B6 generalmente implica ajustes en la dieta, incorporando alimentos ricos en esta vitamina, o en algunos casos, la administración de suplementos bajo supervisión médica.

La relación entre la deficiencia de Vitamina B6 y la caída del cabello destaca la importancia de mantener un equilibrio nutricional adecuado para la salud capilar. Reconocer los signos tempranos de deficiencia y tomar medidas para abordarlos no solo beneficia al cabello, sino también a la salud general del organismo. La atención a la ingesta adecuada de Vitamina B6 contribuye a mantener un cabello fuerte y radiante, además de prevenir otros problemas asociados con la carencia de esta vitamina esencial.

Redirigiendo hacia la esperanza y la confianza: 1º Consulta GRATUITA con nuestros especialistas

Entendemos que los problemas capilares pueden ser una experiencia desafiante. Para ayudarte a abordar tus preocupaciones y encontrar una solución adecuada, ofrecemos una primera consulta gratuita con nuestros especialistas. Durante esta consulta, realizaremos un diagnóstico capilar exhaustivo y desarrollaremos un plan de tratamiento adaptado a tus necesidades individuales.

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En IMD Instituto Médico Dermatológico, estamos comprometidos en ayudarte a mantener un cabello saludable. ¡Esperamos poder acompañarte en este viaje!

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