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Usos y desusos del cabello humano

Cuando vemos la cantidad de pelo que se acumula al extremo de la escoba después de barrer, es fácil darse cuenta de que el ser humano es un gran productor de estos filamentos de fibra de queratina. Esta observación es tan evidente, que mucha gente a lo largo de la historia ha pensado en formas de aprovechar el cabello que ya no está en su cabeza.

En un derrame petrolero: el pelo es una esponja

El pelo tiene la curiosa propiedad adherir sustancias oleosas con facilidad, a la vez que es hidrorrepelente. ¡Esa es la razón por la que usamos champú, porque el pelo se nos llena de grasa! Esta observación sirvió para que Phil McCrory pensara en un método para limpiar el agua contaminada de derrames petroleros con cabello humano. Matter of Trust presenta una demostración en su canal de Youtube:

 
La Universidad de Tecnología Sidney realizó un estudio de eficacia comparativa de subproductos naturales y absorbentes sintéticos en derrames de petróleo que concluyó que el pelo es significativamente mejor que el resto de los materiales probados.

En un jardín: el pelo es un fertilizante y repelente

Tradicionalmente, algunas personas han usado el cabello como una alternativa orgánica y económica para mejorar sus pequeños cultivos. La Universidad del Estado de Misisipi realizó estudios que probaron que el cabello humano contiene una cantidad considerablemente mayor de nitrógeno que el estiércol. El nitrógeno es muy importante para la producción de clorofila y proteínas en las plantas. La liberación de este elemento en los cultivos se va haciendo gradual a medida que el pelo se va descomponiendo, por lo que es más recomendado para cultivos de crecimiento lento. Por otro lado, el olor a humano puede actuar como disuasor de plagas de roedores y caracoles. Naturalmente, este aroma se hace imperceptible al cabo de un tiempo. En cualquier caso, es importante que el cabello usado no esté cargado de químicos (como sprays o fijadores) que puedan afectar a las plantas.

En un concierto: el pelo es un instrumento musical

En Mindoro, en las Filipinas, los indígenas Mangyan utilizan el cabello humano para fabricar las tres cuerdas de un violín llamado gitgit. Este delicado instrumento es usado prevalentemente por hombres jóvenes durante el cortejo.
En una escala más grande y espectacular, pero seguramente inspirada por la tradición Mangyan, la marca Cream Silk realizó una campaña muy original para mostrar los beneficios que aportan sus productos para la salud del cabello, ofreciendo un concierto de violines tocados con arcos a los que les sustituyeron las cerdas de crin de caballo por cabello humano.

Es posible ver material producido por los asistentes a estos conciertos en Instagram con la etiqueta #hairsonata.
Estos son algunos de los extraños usos que tiene el pelo fuera de la cabeza, pero nosotros preferimos que siga estando en ella.

El apogeo de las pelucas y extensiones de pelo (siglo XVIII)

Los orígenes

Imagen del rey Luis XIII, empezó a llevar peluca por su alopecia

Todo comenzó con el Rey Sol. Hacia 1680, Luis XIV de Francia hizo instalar cortinas especiales en sus aposentos, pues solo su peluquero personal podía verlo sin peluca. El Palacio de Versalles contaba con 40 personas encargadas de confeccionar estos accesorios capilares para el rey. El monarca heredó el gusto de su padre, Luis XIII, quien empezó a usar pelucas debido a su prematura calvicie. Como es natural, la moda se extendió a la aristocracia; y, como Francia es la cuna de la moda, le siguió toda Europa.

Material para la elaboración de pelucas y extensiones

Por lo general, las extensiones y pelucas se fabricaban con cabello humano, pero también se utilizaba pelo de animales, especialmente de caballo y cabra, o fibra de algodón. De la mano con el Barroco, y posteriormente con el Rococó, las extensiones de pelo se usaron para crear peinados elaborados, ricos en ondas, bucles e incrustaciones (de joyas y otros objetos más o menos extravagantes… ). Sin embargo, pronto los motivos se hicieron más complejos y requirieron tanto estructuras más complicadas como tiempos de preparación más dilatados. Así fue como inició la era de las pelucas.

La era de las pelucas

Este era un gusto masculino; no fue sino hasta 1770 que la mayor parte de las mujeres también empezó a usar pelucas. Los franceses perfeccionaron tanto el arte de la peluquería que los métodos que desarrollaron para confeccionar las pelucas, alrededor de una red de seda, son los mismos que se emplean hoy en día, ¡tres siglos después!

Pelucas como símbolo de status

La tradición peluquera fue particularmente fuerte en Inglaterra, donde -más allá de la moda- hubo otro factor determinante para su popularización: la reputación. En esa época, el cabello largo era un símbolo de estatus, y la calvicie podía arruinar en un instante a la mejor de las familias. Pero eso no parecía importarle a la sífilis, que también estaba bastante de moda por esos días. La ceguera y la demencia ocasionadas por la enfermedad eran otro asunto, pero el inconveniente de la pérdida de pelo se vio remediado a la perfección por las pelucas.

Pronto, las pelucas fueron el nuevo sinónimo de status en toda Europa. En Inglaterra, estos accesorios incluso estuvieron vinculados a movimientos políticos. Tan arraigada llegó a ser la costumbre, que los jueces ingleses continuaron usando pelucas para los juicios civiles hasta 2008, y aún las llevan en tribunales criminales.

Símbolo de transformación social

El auge de las pelucas en el siglo XVIII no fue solo un cambio estético, sino que ocasionó una movilización social, económica y laboral importante. El uso de pelucas grandes y elaboradas modificó los hábitos de uso de sombreros, haciendo entrar en crisis a todo ese sector económico, que no solo se vio reducido, sino que tuvo que adaptar su diseño y producción para que fueran compatibles con las grandes estructuras peludas sobre las que debían posarse.

De barberos a peluqueros

A pesar de que solo el 20% de la población podía costearse la moda capilar del momento, la riqueza de ese sector era tal que la industria fue floreciente. Los barberos pasaron a ser peluqueros, y aumentó tanto el número de personas que querían practicar el oficio, que se estableció un sindicato de peluqueros. Para ser miembro, se debía superar un examen y pagar impuestos especiales. ¡Pero valía la pena! Un peluquero podía recibir un salario anual tan perfumado y ostentoso como las pelucas que fabricaba, como el peluquero Baulard, quien le fabricaba una peluca distinta al día a la condesa de Matignon.

Las pelucas también modificaron la manera de usar los espacios habitacionales. Desde 1715, cuando se empezaron a empolvar las pelucas con almidón, se reservaba una sala de la casa para la toilette. Mientras los señores cubrían sus rostros con conos, los peluqueros engrasaban, empolvaban y perfumaban abundantemente sus cabelleras postizas. Las pelucas de los hombres eran blancas o grises, y las de las mujeres eran de tonalidades pastel.

Artículos de lujo

En las calles, los robos de pelucas se pusieron a la orden del día. Los métodos de robo eran tan sofisticados como los codiciados suplementos capilares: un hombre alto transportaba una bandeja de carnicero sobre la que iba escondido un niño o un mono, uno de ellos era el encargado de apoderarse de la cabellera postiza. El dueño de la peluca se encontraba, entonces, comprensiblemente confundido por su repentina calvicie. En ese momento, un cómplice se aproximaba a él con la excusa de asistirlo, pero su verdadero objetivo era distraer la atención de los dos actores del delito que, mientras tanto, se alejaban raudos con el botín, pasando desapercibidos entre la muchedumbre.

Los peinados altos y voluminosos de las mujeres llegaron a ser un problema, pues no pasaban por las puertas. Para remediar el hecho, se construyeron verdaderos sistemas de ingeniería con los que la dama podía reducir momentáneamente la altura de su cabellera. Las pelucas femeninas también se convirtieron en un motivo de disputa en los lugares de sociedad, como el teatro, donde -va de lógica- obstaculizaban la vista de los espectadores.

La llegada de la Revolución Francesa y sus nuevos ideales sociales hizo rodar la cabeza de los monarcas, pelucas incluidas. En una sociedad que pretendía ser igualitaria, la diferencia social evidenciada por los armatostes de pelo ya no venía al caso, por lo que cayeron en desuso. Por su parte, los ingleses, más pragmáticos, abandonaron la costumbre debido a la imposición de un alto impuesto.
En la actualidad las pelucas son una perfecta alternativa para alopecia temporales (por un tratamiento como la quimioterapia) o definitivas. El resultado puede ser completamente natural u ofrecer un cambio de imagen. El objetivo al fin y al cabo es que cada persona se sienta bien.

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El pelo como obra de arte

Hoy es el #DíaMundialDelArte

En la actualidad, la fotografía es un medio de expresión artística casi completamente democratizado; es posible hacer buenas fotografías con instrumentos relativamente accesibles, como los teléfonos móviles o las cámaras fotográficas desechables. En 1950, en cambio, la situación era distinta: acceder a una cámara fotográfica, seguía siendo un privilegio que pocos podían permitirse, más aún en zonas desfavorecidas, como el pequeño poblado nigeriano de Ketu.
Cámara de fotos que usaba el fotógrafo Ojeikere

J. D. ‘Okhai Ojeikere: los comienzos

Ahí creció y trabajó Johnson Donatus Aihumekeokhai Ojeikere, mejor conocido como J. D. ‘Okhai Ojeikere. A sus 20 años compró una Brownie D, y le pidió a un amigo que le enseñara rudimentos fotográficos. Unos años más tarde, empezó a trabajar como asistente en un centro de revelado, y ahí continuó su aprendizaje, hasta que en 1961 consiguió su primer empleo como fotógrafo en un estudio. No fue sino hasta 1968 que empezó su trabajo fotográfico más importante, y sobre el que queremos hablar aquí.

Peinados y sombreros

Bajo el título Hairstyles and Headgear (Peinados y sombreros), Ojeikere agrupó cientos de fotografías de mujeres africanas, poniendo el foco en sus cabezas. En este trabajo, el fotógrafo nigeriano logró recopilar un testimonio único de usos y costumbres de África profunda, al tiempo que elevó al estatus de arte la actividad íntima y doméstica de acicalarse y peinarse el pelo. Su trabajo cobró tanta importancia que fue incluido en el pabellón principal de la 55º Bienal de Arte de Venecia.

Foto de Ojeikere en su estudio un año antes de su muerte. e

Foto de Clara Giacalone

Peinados que son arte

Los peinados capturados son tan sorprendentes que su efecto estupefaciente se refuerza con el paso de los años. Entre ellos encontramos a mujeres que parecen verdaderas encarnaciones de la monstruosa Medusa, peinados con patrones geométricos y referencias directas y claras de estilos que han sido tendencia en los 90, los primeros años de los 2000 y la actualidad.

Monográfico del fotógrafo

Para saber más de este personaje y su trabajo, es posible ver el documental J. D. ‘Okhai Ojeikere: Master Photographer, de Tam Fiofori. También existe una publicación monográfica, impulsada por Bisi Silva, con 200 de sus fotografías, muchas de ellas inéditas. Las fotos que se muestran a continuación son imágenes del libro tomadas en Kickstarter, plataforma en la que en la que se recaudó el dinero para ejecutarlo:

Aceite de Argán: ‘Oro líquido’ para la salud del cabello

¿Qué es el Argán?

Es un árbol, cuyas semillas reciben el mismo nombre. De ellas se extrae —de forma artesanal y mecánica, sin aditivos químicos— un aceite que ha sido denominado “oro líquido” u “oro del desierto” debido a sus propiedades.

A pesar de que la población de esta especie vegetal ha disminuido dramáticamente en los últimos 100 años, hoy en día se encuentra en recuperación. La producción de aceite de Argán, comestible y —especialmente— cosmético, resultó ser el mayor estímulo para su conservación y recuperación.
Las prácticas vinculadas con su procesamiento fueron declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2014.

Curiosidades de la planta de Argán

  • El fruto tarda un año entero en madurar.
  • La planta puede vivir de 150 a 200 años.
  • Es la única planta de su especie.
  • Solo crece en Marruecos.
  • La zona en la que crece se denomina “Arganeraie” y fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1998.

¿Para qué sirve el aceite de Argán?

Este aceite está compuesto por ácidos grasos esenciales, vitamina E, betacarotenoides, escualeno, fitosteroles y gamma-tocoferol. Sus propiedades están presentes solamente en aceites que tienen de 100% a 95% de pureza. Su color es dorado traslúcido, su olor es suave y no deja la piel grasosa.

Gracias a su composición, es un hidratante óptimo para la piel, pero también para el cabello y las uñas. Aporta suavidad y flexibilidad, al tiempo que conserva y regenera las células capilares. Además, es antiséptico y antifúngico.

Su ingesta también es beneficiosa para el pelo. Además de sus propiedades antioxidantes, el aceite de Argán aumenta la concentración de pepsina, favoreciendo la digestión y la absorción de proteínas, fundamentales para la creación de folículo piloso y la fibra capilar. Este aceite también mejora el funcionamiento del hígado, cuyo mal funcionamiento puede ocasionar —entre otras consecuencias más severas— la caída del cabello.

¡Pero cuidado!, el aceite de Argán cosmético y comestible son productos distintos y no intercambiables, con procesos de elaboración diferentes.

Fenómenos capilares: científicos locos, mujeres barbudas y hombres lobo

Científicos locos: el cabello impeinable

Si alguna vez has pensado que tu pelo es indomable, ¡arrepiéntete! No hay cabellera más difícil de manejar que la de una persona que sufra de este síndrome. Son aproximadamente 100 en el mundo, porque esta enfermedad rara tiene una incidencia de 1 cada 76 millones. Este pequeño porcentaje de personas que sufren este tipo de problemas hace que no sea uno de los principales fines de estudio de la tricología, que suele centrarse más en problemas muy populares como la alopecia.
El síndrome es causado por una mutación en estos tres genes PADI3, TGM3 o TCHH, que codifican las proteínas encargadas de desarrollar el tallo piloso. El resultado es un cabello seco, rizado y que crece en diferentes direcciones, resultando impeinable. Suele ser de color marrón claro o rubio.
Popularmente, se le conoce como cabello de Einstein, porque el aspecto de quienes lo sufren recuerda a la icónica imagen del científico. Es por eso que los padres de Taylor MacGowan crearon el perfil de Instagram @baby_einstein_2.0. En él comparten fotos de su hija para demostrar que es posible ser adorable incluso sin poder peinarse.
Imagen del perfil de instagram de baby einstein
Generalmente el síndrome se presenta de forma aislada, pero a veces puede ser un síntoma de enfermedades como la displasia ectodérmica o el Síndrome de Bork. La impeinabilidad suele atenuarse hacia la pubertad.

Mujeres barbudas: hirsutismo

Ilustración de una mujer barbuda
Las mujeres barbudas no eran un truco circense para estafar a los incautos, ¡son reales! El hirsutismo es el crecimiento excesivo y con patrones masculinos del vello en las mujeres. Surge de forma espontánea y sus causas no están bien definidas, pero a veces está ligado a trastornos como el síndrome de ovario poliquístico.
Imagen de una mujer barbuda
Lo que sucede es un desequilibrio hormonal que hace crecer el pelo en el rostro y el cuello, el pecho, el abdomen, los muslos y la espalda. Lo sufren el 10% de las mujeres en edad fértil, y puede presentarse con acné, calvicie e irregularidades menstruales. El tratamiento depende del origen del desorden, que puede ser renal, hipofisiario, oncológico, etc.
El trastorno se puede ver en gran cantidad de representaciones clásicas, como este cuadro de José de Ribera:
Cuadro La mujer barbuda (Magdalena Ventura con su marido) es un cuadro de José de Ribera

Hombres lobo: hipertricosis

El síndrome del hombre lobo es una enfermedad genética vinculada al cromosoma X. Si bien son las mujeres las portadoras de la mutación, los hombres se ven más afectados. Es tan raro que solo lo padecen 50 personas en el mundo, de las cuales 30 pertenecen a una misma familia, en México. La incidencia es de 1 en 10 mil millones.
Ilustración que representa a un ser que parece un hombre lobo
La hipertricosis también tiene otras dos variables ligadas al cromosoma 8:

  1. El síndrome de Ambras
  2. La hipertricosis lanuginosa congénita (HLC)

Las personas afectas de HLC tienen el cuerpo cubierto de un lanugo, como el de los recién nacidos, excepto por las plantas de manos y pies y las mucosas; también pueden presentar malformaciones dentales. El vello suele irse perdiendo en tronco y extremidades durante la pubertad.
Por su parte, quienes sufren el síndrome de Ambras presentan pelo abundante en la cara, orejas y hombros, y su volumen nunca disminuye. También pueden presentar malformaciones faciales y dentales.
Imagen de un hombre lobo
Volviendo a los hombres lobo, quienes sufren de este síndrome no padecen ninguna otra complicación ni ven reducidas sus esperanzas de vida. A pesar de que no existen otras consecuencias físicas, las implicaciones sociales y psicológicas del trastorno son evidentes. En 2016 se hizo famoso el caso de una niña en Bangladesh que vive en condición de aislamiento para evitar las burlas.

¿Por qué tenemos pelo?

El ser humano es un mamífero con la costumbre de olvidar que sigue perteneciendo al reino animal. Quizá por eso nos sorprende compararnos con otras especies y encontrar curiosa la forma en que el pelaje se manifiesta en nuestros cuerpos.
Hombre con un pelo largo y con un abrigo de pelo

¿Para qué sirve el pelo?

En la naturaleza, el pelo cumple muchas funciones, entre las que están la conservación del calor corporal, la protección contra insectos, la impermeabilización o el camuflaje.
El pelo también también cumple una función importante en la etapa reproductiva de los individuos, pues sirve para ayudar a propagar feromonas que son liberadas por las glándulas sudoríparas. Los humanos, por cierto, no estamos a salvo de los efectos seductores que tienen estas sustancias químicas desarrolladas por nuestro laboratorio biológico.
Imagen de la ceja y el ojo de una chica con los ojos verdes
En las fosas nasales y los oídos, el pelo sirve como filtro para evitar que pasen partículas indeseadas a nuestro organismo. De igual modo, las filas de pelos que bordean nuestros párpados, y que llamamos pestañas, cumplen la función de escudos contra el polvo, el polen o cualquier otra pequeña materia que pudiera lastimar nuestros globos oculares.

¿Y nuestro pelo?

Si tenemos en los monos un pariente evolutivo relativamente cercano, ¿por qué los primates siguen teniendo abundante pelaje en todo el cuerpo, mientras que nosotros nos hemos deshecho de él?
Imagen del pelaje rojizo y gris de gatos
Hay varias hipótesis que explican cómo el ser humano perdió el pelo corporal a lo largo de su evolución. La más aceptada explica que se debió a una adaptación frente a las altas temperaturas de la sabana africana. Cuando los humanos se empezaron a mover a regiones más frías, resolvieron el asunto confeccionando prendas que les permitían regular su temperatura, no solo en función de la estación que atravesaban, sino también de las distintas exigencias de sus actividades de supervivencia (correr, nadar, acampar, etc.). Esto hizo que el pelaje perenne se hiciera innecesario.

¿Se nos subió el pelo a la cabeza?

La sabiduría popular dice que el 80% del calor se pierde a través de la cabeza. No queremos arriesgarnos a defender un porcentaje tan elevado, pero lo que sí es verdad es que las zonas distales (más alejadas del centro del tronco) son las más vulnerables al frío.
Imagen de una chica desnuda en el mar, pero solo en la cabeza
Ya hemos dicho que el problema de la temperatura fue resuelto por nuestro ancestros con la fabricación de ropa, pero la cabeza cubierta representa una desventaja de visión, respiración y comunicación, por lo que se entiende que no pasara tanto tiempo envuelta como el resto del cuerpo. Ahí donde nuestro talento heurístico no pudo llegar, la naturaleza lo resolvió con practicidad, aumentando la capacidad de crecimiento del pelo en la zona craneal. Luego, una vez más, la selección natural hizo el resto.
¡Por eso nuestro trabajo es cuidar la fina obra de ingeniería de la naturaleza!