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El lupus también provoca la caída del cabello

Bajo el nombre lupus se agrupa un buen número de enfermedades que tienen en común que son autoinmunes, es decir que atacan al organismo de quien las sufre. Uno de los síntomas del lupus es precisamente la alopecia, que puede ser cicatrizal (para siempre) o no. Sobre el lupus y la caída del cabello hablaremos hoy.

Acores y actrices de la serie House

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Quien fuera seguidor de la serie House seguro que recuerda al lupus. El doctor tenía esta enfermedad siempre presente en sus diagnósticos y no pasaban más de cinco capítulos sin que apareciera de una u otra forma. ¿Por qué? Porque el lupus tiene mil y un síntomas: manchas en la piel, dolor en las articulaciones, músculos inflamados, cansancio, fiebres, alopecia, dolores internos en casi cualquier órgano.
La clave del lupus es que las defensas del organismo giran la mirilla 180º y disparan contra nosotros. Casi cualquier parte de nuestro cuerpo puede ser víctima del lupus.
Se saben las consecuencias, pero no las causas. Como ocurre con la alopecia areata, otra enfermedad autoinmune, no se sabe exactamente qué produce el lupus. Pueden ser factores genéticos, medioambientales, hormonales… La comunidad científica no se pone de acuerdo. Lo que sí se sabe es que afecta con más frecuencia a la mujer y que la edad de riesgo está entre los 20 y los 40 años.

Lo que provoca el lupus

El lupus puede manifestarse de muchas maneras, pero lo habitual es que las consecuencias sean moderadas. Es extraño que el lupus ataque algún órgano vital con tanta severidad que suponga un riesgo serio para la salud. Pese a esto, los objetivos habituales del lupus asustan: sistema cardiovascular, sistema nervioso, sistema respiratorio, músculos y articulaciones, piel y mucosas (la parte exterior de los órganos), entre otras partes del organismo.
El lupus provoca la caída del cabello. La alopecia es uno de los síntomas que con mayor frecuencia aparecen con el lupus. De hecho, es tan habitual que si el pelo comienza a caerse y no hay una razón clara para ello (alopecia por estrés, quimioterapia, enfermedad diagnosticada, etc.), el lupus siempre es sospechoso.
Como dijimos más arriba, la alopecia provocada por el lupus puede ser cicatrizal o puede no serlo. En los casos más leves de lupus, o en aquellos donde la enfermedad no se haya centrado en el cuero cabelludo, lo normal es que la alopecia no sea cicatrizal. La diferencia entre que sea cicatrizal o no es decisiva: si es cicatrizal, el folículo piloso queda destruido y el pelo no vuelve a crecer por mucho que los síntomas de la enfermedad queden controlados. Pero como decimos, lo habitual es que no sea cicatrizal.

Distintos grados de caída

Imagen de un cepillo del pelo con mucho cabello enredado
El lupus provoca la caída del cabello de diversas formas. El cabello puede caerse por mechones aislados, por mechones cercanos unos a otros o incluso puede caerse poco pero lo suficiente como para que se note la pérdida de volumen.
A veces, el pelo no llega a caerse, pero se queda tan débil que se desaconseja incluso recogerse el cabello con coletas. Cejas, pestañas y vello corporal también pueden verse afectados y perder su volumen o, directamente, desaparecer.
Pese a controlar los síntomas y reducir los ataques de la enfermedad, en ocasiones el cabello no recupera totalmente su vigor y su volumen y quedan algunas zonas más frágiles que dan al cabello un aspecto poco uniforme. Es lo que se conoce como el pelo lupus.
Así que si sufres esta enfermedad rara, no te preocupes antes de tiempo por la pérdida de tu cabello y consulta con tu dermatólogo de confianza para que estudie tu caso.

Sissi y su obsesión por el cabello

No es difícil imaginar que en pleno siglo XIX, en el centro de Europa, los nobles disponían de tiempo y dinero suficientes para entregarse a sus aficiones. Había quien guerreaba, quien conspiraba, quien admiraba el arte y pagaba para conseguirlo (o para arrebatárselo a otros), quien exploraba un mundo todavía misterioso… Caballeros, vizcondes, condes, marqueses y duques hacían lo que querían. Y si hablamos de ellas, de las nobles, pues igual, aunque encorsetadas por las limitaciones de aquel tiempo. Una de las personalidades de esta época de cuya obsesión más sabemos es la emperatriz Isabel de Baviera, más conocida como Sisi, una mujer obsesionada con su imagen y con su cabello.
Sisi, emperatriz consorte de Austria durante la segunda mitad del siglo XIX, pasó a la Historia como una mujer totalmente obsesionada por su aspecto y, más aún, por su cabello. Su melena era reconocida en todas las cortes y las crónicas de la época la destacaban entre las demás. Señalaban dos cuestiones singulares: sus peinados elaboradísimos y su longitud, pues sus largos cabellos le llegaban a los tobillos, extensión considerable si tenemos en cuenta que la emperatriz medía más de 1,70.
sissi emperatriz
Pese a sus numerosos talentos (hablaba cinco idiomas, leía y releía a los clásicos griegos, gustaba del teatro), rápidamente comprendió que necesitaba un par de manos expertas si quería dar a su cabello el mimo que necesitaba. Y encontró tales manos en Fanny Angerer, la peluquera del teatro de la corte. No fue casualidad que Sisi escogiera a su peluquera de entre bambalinas, pues la emperatriz prefería los peinados artísticos del mundo teatral a los que veía en la corte, versiones mucho más limitadas por los estrictos cánones estéticos de la época. De hecho, tenía álbumes donde recopilaba imágenes de peinados que le llamaran la atención.
La peluquera Angerer estuvo a la altura y cumplió con creces los desafíos de su única clienta. Para Sisi, su cabello se convirtió en una prioridad. Todo su cuerpo lo fue: practicaba deporte a diario (tenía un gimnasio en todas sus casas, normalmente unas anillas para colgarse) y cuidaba al detalle su alimentación, si bien no era del todo equilibrada: pescado hervido, frutas y caldo de carne. La consecuencia fue que, a pesar de su altura, Sisi rara vez pasó de los 50 kg.
Pero volvamos al cabello. Rutinas de cepillado de unas tres horas diarias, lavados y cuidados que se extendían durante horas, cosméticos de sustancias exóticas… Al final hubo que reservar un día de la semana para dedicarlo por entero al cabello. Este hábito se extendía incluso de viaje. Angerer acompañaba a Sisi en todas sus salidas, que no eran pocas ni cercanas –Sisi no estaba cómoda entre la corte austriaca–, y peluquera y emperatriz se convirtieron en inseparables. Incluso existe el rumor de que la peluquera actuaba de doble de la emperatriz en aquellas citas a las que no quería asistir. Unas veces no iba por desgana, pero otras porque Sisi no consideraba que su cabello fuera adecuado para las citas.
Esta obsesión por el cabello granjeó a Sisi algunos problemas. Además de limitar su agenda, también sufrió dolencias físicas. Su mata de pelo, especialmente cuando se lo recogía sobre la cabeza, pesaba más de lo que su endeble cuello estaba dispuesto a aguantar, lo que la producía dolores de cabeza y de columna que se convirtieron en habituales. Aficionada a montar a caballo –quizá su segunda gran pasión–, pasó largas temporadas sin acercarse a estos animales aquejada de dolores físicos. La solución hubiera sido cortar la melena, pero Sisi tenía bien claro que el cabello sería siempre su prioridad número uno.

¿Por qué te viene bien usar una mascarilla de colágeno?

El colágeno es una proteína que está presente en varias partes del organismo, pero muy especialmente en las uñas y en el cabello. Se parece mucho a la queratina, pues ambas son proteínas que forman parte del cabello. De hecho, a nivel básico son muy, muy parecidas, pues sus funciones con casi las mismas: mantienen el pelo fuerte, resistente y brillante.

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¿El frío estropea el pelo?

Sí, el frío estropea el cabello de forma directa y también de forma indirecta. Los folículos pilosos están diseñados para funcionar en temperaturas suaves, ni muy frías ni muy calientes. (más…)

Ampollas anticaída IMD, tu aliado contra la caída del cabello

Si crees que pierdes cabello y no sabes por qué, ahora es un buen momento para parar un segundo y tratar de averiguar las causas. No hablamos de alopecias diagnosticadas ni de enfermedades no relacionadas con el cabello directamente pero que provocan su caída; ahí no hay ningún misterio, como sabrás. Hablamos de despertar un día y ver que hay demasiado pelo en la almohada −y es el tercer día que te fijas− o que tu cepillo se lleva más pelo del que debería. Son estos casos de los que hablamos.
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Secarse el pelo correctamente con secador

Secarse el pelo es malo. No es una pregunta, es una afirmación. Secarse el pelo es malo porque somete al cabello a una temperatura extrema para la que no está preparado. Ahora, ¿secarse el pelo es tan malo que puede perjudicar de forma permanente el cabello e incluso hacer que se caiga? Bueno, tampoco hay que exagerar: un uso inadecuado del secador, que puede venir porque se use mucho o porque se use mal, tiende a provocar un pelo reseco, mate y, en algunas ocasiones, la irritación del cuero cabelludo.
Antes de secarse el pelo
Evitar estos inconvenientes es muy sencillo y sólo se necesita un poco de sentido común y algo de paciencia. El primer paso para un secado eficaz y seguro no necesita de secador, sólo de una toalla, y consiste en quitar la mayor parte de la humedad con suaves masajes con la toalla sobre la cabeza. No se trata de frotar ni de pulir el cuero cabelludo, sólo de posar la toalla para que absorba el agua. Y si una vez acabado el proceso todavía podemos dejar pasar 5 ó 10 minutos antes de usar el secador, mejor.
Con este pre-secado al natural conseguirás que el secado sea más sencillo y rápido, pues no es lo mismo secar un cabello mojado que un cabello húmedo: ahorrarás tiempo de uso del secador, tiempo de exposición del cabello al chorro de aire y, probablemente, te impacientarás menos y no usarás la temperatura más alta del secador.
Temperatura y distancia
¿Cuál es la mejor temperatura para secarse el cabello? No hay una respuesta general, pues los cabellos más gruesos o abundantes necesitarán de una temperatura más alta que los cabellos más finos. Sin embargo, sí hay una referencia sobre cuándo es demasiado: si diriges el chorro de aire del secador contra tu mano y sientes que está demasiado caliente, es que realmente está demasiado caliente. Quizá no notes esta temperatura exagerada cuando apliques el secador sobre tu cabello, pero esto se debe a que el propio pelo protege tu cuero cabelludo; no sentirás que tu cuero cabelludo sufre, pero sí que lo hacen los cabellos que están actuando como barrera. Prueba a tocarte el pelo y te convencerás de que tienes que bajar la temperatura. Por regla general, evita usar la temperatura máxima del secador.
En cuanto a la distancia, normalmente 15-20 centímetros entre el secador y el cuero cabelludo son suficientes para un secado seguro. Muchas veces tendrás la tentación de acercar el secador a la raíz para completar el secado. No lo hagas, pues someterás a tu cuero cabelludo a una temperatura que, en el mejor de los casos, no es agradable y que en el peor puede irritar la zona. En vez de acercar el secador, usa una boquilla.
Las boquillas de los secadores sirven precisamente para concentrar el chorro de aire en las zonas que más se resisten. Su eficacia se debe a que incrementan el poder calorífico porque aumentan la cantidad de aire caliente que golpea una zona particular. No es cuestión de temperatura, sino de insistencia.
Separar el pelo por mechones
Dividir el cabello en mechones, bien sujetos con pinzas, y ayudarte de un peine, que siempre es mejor que un cepillo, es una buena idea y aporta algunas ventajas interesantes:

  • Mejor puntería. Como abarcas menos pelo al mismo tiempo, sabrás exactamente cuándo ha quedado ya seco, de modo que no seguirás recalentando una zona sin humedad.
  • Más rápido. Como ya sabes los mechones que van quedando secos, no te repites y usas el secador el tiempo justo y necesario. Ganas tiempo.
  • Más seguro. Y como usas menos tiempo el secador, el cabello y el cuero cabelludo sufren menos que si te secaras todo el pelo a la vez.