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Mitos sobre la calvicie: las canas

Se dice: “El que canea no calvea”. El que lo dice suele ser un señor mayor que, en efecto, ha caneado sin calvear, pero hay que detenerse un momento a pensar: ¿tienen realmente que ver las canas y la calvicie?, ¿es la ausencia de melanina el remedio secreto para la caída del cabello?

Orígenes del mito

Este mito parece tener dos fuentes. La primera es otro dicho que advierte que al arrancar una cana salen tres más. Según esto, la lógica es ineludible, ¿no es cierto? Se saca una y salen tres, ¡es matemático! La realidad es un poco más complicada que esto, como veremos más adelante.
La segunda fuente es el hecho de que las canas pueden ser más ásperas y gruesas que el cabello regular, por lo que se les asocia con un cabello más sano. Esto, sin embargo, no es cierto, y tenemos evidencia.

Ni lo uno ni lo otro

Ambas fuentes, lamentablemente, son falsas. Vayamos por partes: la idea de arrancar una cana para hacer crecer otras sería un remedio efectivo, económico y bastante casero para la calvicie, si tan solo fuese cierto. En realidad, lo único que ocurre al arrancar una cana —o cualquier otro pelo— es que le causamos un traumatismo al cuero cabelludo, cosa que podría dañar el folículo y, efectivamente, dejar al cano más calvo que al principio.
La segunda idea es un clásico caso de confusión entre causalidad y correlatividad. Las canas, en efecto, pueden ser más gruesas y ásperas que el pelo con color, pero esto no significa que sea más sano. El pelo —y en esto el color no afecta— tiene un proceso de crecimiento y caída que depende solamente de factores genéticos.

Sino todo lo contrario

De hecho, una de las razones por las que pueden aparecer canas, especialmente de forma prematura es por un déficit de vitamina B12. Toda deficiencia vitamínica contribuye al debilitamiento del cabello, cosa que a la larga puede potenciar la caída. Las canas también pueden aparecer como síntoma de enfermedades relacionadas con el corazón, las hormonas y la piel. Muchas de ellas pueden poner en riesgo la salud capilar y potenciar la calvicie.

Desmentido

Las canas pueden ser señal de estrés, edad, genética (la herencia suele ser muy importante en nuestro cabello, recuerda la popular calvicie genética que muchos sufren), deficiencias vitamínicas, enfermedades tiroideas o de piel y muchas cosas más. De lo que no es señal —para bien o para mal— es de un futuro acompañado de una blanca melena. En fin, podemos decir con seguridad que es posible canear y calvear al mismo tiempo, hasta el último pelo.

Corte de pelo según la forma del rostro

La forma del rostro

Lo primero para determinar qué corte de cabello se adapta mejor a la forma de un rostro es estar seguros de qué forma tiene ese rostro. Es difícil tener una apreciación objetiva de uno mismo, por lo que hay que usar algunos trucos para esto. Lo mejor es hacerse una foto frontal —¡cuidados con los ángulos de selfie! Hacerse la foto con la extensión del brazo causa distorsiones en la imagen. Lo mejor es usar una base y un temporizador o pedirle ayuda a un amigo— y dibujar sobre ella una línea por el contorno del rostro.
A partir de esta imagen podremos determinar cuáles cortes de cabello son aquellos más favorecedores y estéticamente agradables.

Rostro redondo

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Lo ideal para las personas con caras redondas es usar cabello largo. La forma recta y vertical del pelo definirá las facciones y dará armonía al rostro. También se adaptan bien los estilos muy cortos, pero voluminosos (¡no lacios!). Lo que definitivamente debe evitarse es cortar el pelo a la altura de la mandíbula o los estilos bob, pues harán que la cabeza luzca extremadamente redonda y crearán un efecto de globo.

Rostro ovalado

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Este es el tipo de rostro más equilibrado y, en consecuencia, se adapta muy bien a todos los estilos de cabello. Cortos, medios o largos; lisos, ondulados o rizados; un rostro ovalado permite total libertad en el corte, por lo que la decisión se basará en otros factores, como gusto personal, comodidad, etc.

Rostro rectangular

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Los rasgos alargados y fuertes de este tipo de rostro deben suavizarse con cortes medios y en capas. Lo mejor es evitar un cabello demasiado largo o peinados altos, pues esto elongaría la cara, causando un efecto poco estético. También se deben evitar los cortes y flequillos rectos.

Rostro cuadrado

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Las recomendaciones son similares a las de los rostros rectangulares, con la adición de que los rostros cuadrados tienen frentes amplias. Por eso es conveniente evitar partir el cabello a la mitad, y hacerlo de lado, optando siempre por capas de cabello que no terminen en la mandíbula, sino en los pómulos o en el cuello, para suavizar las formas.

Rostro de diamante o corazón

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Estos son rostros con rasgos afilados, por lo que es conveniente optar por estilos ondulados y con volumen. También son muy favorecedores los peinados altos, que dejan al descubierto los pómulos, al tiempo que balancean las dimensiones de la frente.

Rostro triangular

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Para suavizar la línea de la mandíbula, lo mejor es optar por estilos en capas que terminen en los pómulos o en la escápula. Se debe evitar que las capas terminen en la mandíbula, así como los cortes y los flequillos rectos.

Flequillo, ¿sí o no?

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En los cortes de cabello femeninos, el flequillo es siempre un gran dilema. Mientras que en las niñas pequeñas suele ser muy popular, a medida que se crece la cuestión empieza a ser problemática: ¿es infantilizante?, ¿se ve realmente bien?, ¿favorece el aspecto físico? No existe una respuesta global para todas estas cuestiones. La verdad es que depende del tipo de cabello, del rostro y de los hábitos de cuidado de cada persona.

No hay regla que no pueda romperse

Todos estos son lineamientos generales, pero el corte de cabello ideal para cada quien dependerá también de otros factores. Por ejemplo: si se tiene un cabello demasiado delgado y quebradizo, lo mejor es evitar los estilos largos; si el cabello es muy grueso y rebelde, no se debe optar por cortes de pelo en capas, que aumentan el volumen.
El mejor consejo, como siempre, es acudir a un profesional que evalúe todos los aspectos y haga una recomendación personalizada.

Escogimos ser calvos: ¿por qué la selección natural no ha acabado con la calvicie?

Ya Julio César, en los años 100 a.C. , se afanaba por ocultar su calvicie. Comprensible. Lo que resulta un poco menos comprensible es que un rasgo genético tan indeseable haya llegado ileso a nuestros días en lugar de desaparecer. ¿Cómo se explica?

Escogimos ser calvos

Difícil de creer, incluso para los científicos. Confundidos al respecto, hicieron varios estudios para tratar de determinar la razón por la cual el gen de la calvicie no había desaparecido en algún punto de la historia de la humanidad. Concluyeron que, a pesar de todos los estigmas, nuestra percepción de los calvos es positiva, y esto fue lo que perpetuó la genética.

Homo erectus

Todo nos lleva a casi dos millones de años atrás, cuando el hombre se irguió. Investigaciones recientes apuntan a que la habilidad de caminar en dos patas y la pérdida de vello corporal de nuestros ancestros coevolucionaron.
La posición erecta nos permitió correr más rápido y ver con mayor facilidad a presas y depredadores. Al tiempo que se presentaba esta característica, nuestros cuerpos necesitaban un sistema de enfriamiento más eficaz para poder controlar la temperatura corporal al momento de correr. Además, un cerebro más frío piensa mejor (y sobre esto volveremos en el futuro).
El hombre con menos pelo en el cuerpo podía mantenerse más fresco, correr más y cazar más durante más horas del día. Esto lo convertía en una pareja mucho más apetecible. Qué decir, entonces, de un individuo cuya escasez de pelo se anunciara con lo que podríamos considerar el antecesor de las luces de neón: un cuero cabelludo desnudo y sudoroso resplandeciendo bajo el sol de la sabana.

Mente fría

Es tal vez una reminiscencia ancestral el hecho de que consideremos, inconscientemente, que los calvos son personas más inteligentes, serias y confiables. Esto es lo que prueban estudios recientes en los que se muestra una imagen de la misma persona con y sin pelo como un hipotético candidato a un importante cargo oficial. Los sujetos de prueba difícilmente elegían votar en contra de los candidatos sin pelo.

Cuestión de personalidad

En otros estudio, 101 hombres y 101 mujeres vieron fotografías de personas calvas, en proceso de quedarse calvas y con pelo. Se les pidió a los sujetos que usaran una escala para indicar cuán atractivas eran las personas de la fotografía, y que describieran los rasgos de personalidad que les transmitían. A pesar de que los hombres calvos obtuvieron una puntuación menor en cuanto a su atractivo físico, fueron siempre descritos con adjetivos positivos relacionados con su personalidad.
El estudio fue realizado en 2004 por Frank Muscarella, psicólogo de la Barry University, que empezó a interesarse en la persistencia evolutiva de la calvicie durante los años 90 del siglo pasado. Este experimento finalmente reveló que los hombres calvos se percibían como más inteligentes, influyentes, sabios, educados, de estatus social alto, honestos y maduros.
Tomando en cuenta esto, y que las mujeres prefieren a posibles compañeros sexuales con un alto estatus social (a pesar de no ser los más atractivos), Muscarella hipotizó que debía ser precisamente esto lo que había difundido el gen de la calvicie. Más aún, el pelo empieza a perderse a cierta edad, por lo que la calvicie también podía ser un indicador de que se tenía en frente a un individuo maduro y no a un adolescente violento e impreparado.

Milenios más tarde

Hoy en día sabemos que el aspecto físico de una persona no tiene que ser, necesariamente, un indicador de ninguna característica psicológica. Sin embargo, inconscientemente seguimos interpretando el mundo con ciertos prejuicios o criterios reduccionistas. Esto puede ser ética y moralmente discutible, pero lo cierto es que biológicamente no podemos analizar a profundidad cada cosa y a cada persona que tenemos delante antes de formarnos una opinión. Nos seguimos valiendo de mecanismos instintivos y de constructos sociales para poder decodificar la realidad y regir nuestras acciones.
Hoy es posible elegir cómo quieres ser percibido: con el carácter que ofrece la calvicie o con una cabellera saludable, a pesar de la alopecia androgenética. Este es el problema capilar que se asocia a la conocida también como calvicie genética, algo que en parte debe su aparición a la herencia, pero que también tiene otros motivos.

La percepción del paciente es importante en el tratamiento contra la alopecia

hombre preocupado por su pelo se mira al espejo
A pesar de que 9 de cada 10 hombres mayores de 21 años sufren de alopecia androgenética, el porcentaje de afectados que busca tratarla es extremadamente bajo. Un reciente estudio transversal con muestreo probabilístico, realizado en Corea, demostró que la percepción que el paciente tiene de la enfermedad influye directamente en el inicio y desarrollo del tratamiento.
El estudio se llevó a cabo en 503 pacientes, 329 hombres y 174 mujeres, a los que se les aplicó una encuesta para recopilar datos demográficos, antecedentes familiares y de disposición a realizar tratamientos. Luego, a la mitad del grupo (247 individuos) se le dio información detallada sobre la enfermedad, y a la otra mitad (262 individuos) no. Finalmente, se comparó la disposición al tratamiento entre el grupo informado y el que no.

Invisibilidad

mujer se seca el pelo invisible
A lo largo del proceso se constató que la idea de pérdida de cabello no era igual para todos los sujetos. Muchos de los individuos no consideraban que estuvieran padeciendo una enfermedad, sino deterioros típicos de la edad. Varios ni siquiera habían notado pérdida de cabello hasta que fueron diagnosticados. Dado que no veían un problema, no tenían ninguna inclinación a buscar una solución.
Además, la percepción del propio estado no siempre correspondía con la realidad. Aquellos que tenían alopecias más avanzadas no necesariamente eran los sujetos con mayor conciencia de su problema, ni con más interés en obtener tratamiento.

Malas decisiones

Los pacientes con menos información acerca de la alopecia también tienen una mayor tendencia a buscar tratamientos no médicos para su problema. Estos, al no estar específicamente recomendados para su condición, suelen obtener resultados nulos o escasos. Su costo, sin embargo, es igual o más alto que el de los tratamientos médicos. La insatisfacción por el tratamiento aunada a su impacto económico influyen en que los pacientes abandonen la voluntad de combatir la alopecia.

La información es poder

El estudio concluye que la educación de la población general es fundamental para mejorar las estadísticas de tratamiento y éxito de la alopecia androgenética. Estos datos, además, deben tomarse en cuenta a la hora de diagnosticar a un paciente, pues un paciente informado será más propenso a elegir llevar a cabo un tratamiento médico y a mantenerlo en el tiempo.
En las clínicas de IMD, los especialistas brindan atención personalizada a cada paciente, informándole sobre su condición, sus posibilidades de tratamiento y los resultados que debe esperar. ¡La primera cita es gratuita!

Tricofagia: el síndrome de Rapunzel

Rapunzel en el balcón con trenza
La literatura médica ha registrado solamente 88 casos de este raro síndrome, tan fascinante como peligroso. Resulta entretenido imaginar a una doncella con una cabellera tan larga y sana como la que haría falta para que otro ser humano trepara por ella hasta la cima de una torre. Resulta menos divertido imaginar que la doncella es una masa inerte atrapada en un órgano interno, y el pelo no cae hermosamente trenzado, paralelo a una imponente torre, sino que se desliza dentro de los intestinos de una persona.
Como su nombre lo sugiere, la tricofagia es un desorden que lleva a los individuos a comer pelo. Se trata, en realidad, de una enfermedad secundaria, pues todo inicia con la tricotilomanía.

Tricotilomanía

El término fue acuñado en 1889 por un dermatólogo francés, y significa, literalmente, manía de tirar del cabello. Se trata de un desorden obsesivo compulsivo en el que pueden influir factores alimenticios, conductuales, físicos y psicológicos. Quien lo sufre se arranca el cabello —también cejas, pestañas y vello corporal— como mecanismo para sentir alivio temporal.
Hoy en día es una condición ampliamente conocida y estudiada, pero sigue existiendo mucho recelo entre quienes la sufren y sus familiares, pues el comportamiento aún se asocia —erróneamente— a problemas mentales graves. Si bien puede aparecer en comorbilidad con otros trastornos, es común que se presente sola y que se pueda tratar con relativa facilidad siguiendo diferentes aproximaciones. Las estadísticas indican que las mujeres tienen más tendencia a sufrir de tricotilomanía.
Aproximadamente el 20% de quienes padecen tricotilomanía desarrollan otros comportamientos compulsivos cotidianos relacionados con arrancarse el cabello, como mordisquear las raíces del pelo, juguetear con las hebras entre los labios o tragarse el cabello. Estas actividades les resultan relajantes.
Chica de espaldas tocándose el cabello

Un enredo

El cabello se enmaraña: en la cabeza, entre las manos y dentro del estómago también. Aunque comer un cabello de vez en cuando —generalmente por error— no puede hacerle daño a nadie, muchos cabellos juntos tienden a formar una masa inextricable. Al inicio, se trata de una inofensiva y blanda bolita, pero con el paso del tiempo la bolita crece, y se hace cada vez más compacta y dura.
El resultado es una masa que ocupa el estómago y que suele presentar una cola que se extiende a lo largo del intestino. De ahí viene la asociación con la protagonista de la conocida historia de los hermanos Grimm.
Este cuerpo extraño causa pérdida de apetito, halitosis, náuseas, inflamación, estreñimiento o diarrea y, finalmente, la muerte. Un 4% de los casos ha sido fatal, porque suele diagnosticarse demasiado tarde, cuando los daños físicos son irreversibles. Los sujetos más afectados por este síndrome suelen ser mujeres de menos de 20 años de edad.
Pero las personas que desarrollan síndrome de Rapunzel no son las únicas que comen pelo. Un estudio en personas con tricotilomanía revela que el 25% tenía bolas de pelo en el estómago. Sin embargo, el síndrome se asienta cuando el hábito es constante y se sostiene en el tiempo.

Casos recientes

En septiembre de 2016, una mujer estadounidense de 38 años acudió a urgencias cuando sus síntomas se agravaron. Tuvo que someterse a una operación para remover la bola de pelo de aproximadamente 15 cm de diámetro que tenía en el estómago y cuya cola estaba conectada a otra maraña de aproximadamente 4 cm ubicada en su intestino.
No tuvo tanta suerte la adolescente británica que, al año siguiente, por las mismas fechas, quedó repentinamente inconsciente. Fue trasladada al hospital, pero falleció debido a las heridas internas que le había ocasionado la masa de pelos en su aparato digestivo. Después de su muerte, se dio a conocer que la joven había estado mascando cabello durante años. Esto, finalmente, le produjo un fallo generalizado de los órganos vitales.

Razones

Además de las causas obsesivo compulsivas y relacionadas con el estrés que conducen a la tricotilomanía, las personas que sufren de tricofagia pueden haber sido víctimas de hambruna o negligencia infantil o pueden tener trastornos intelectuales, como el autismo. También se ha encontrado que muchos individuos que desarrollan tricotilomanía y tricofagia tienen deficiencia de hierro.
No queda claro si existe algún mecanismo primitivo que propicia la ingesta de cabello como paliativo para la deficiencia de hierro, puesto que el cabello contiene trazas de varios minerales. Algunos estudios lo sugieren, pues pacientes con tricofagia han abandonado el hábito después de ser diagnosticados como celíacos o recibir tratamiento para alcanzar niveles normales de hierro. También se ha visto que, a veces, la deficiencia de hierro se ocasiona, precisamente, por la obstrucción intestinal del síndrome.