El mundo de los edulcorantes siempre es complicado. Para unos, son el último recurso para no olvidarse de sus tostadas de mermelada de melocotón; para otros, los edulcorantes son
mucho peor que el azúcar: tienen un origen oscuro, provocan enfermedades y, además, engordan igual. ¿Qué hay de cierto en todos estos prejuicios anti-edulcorantes? De eso mismo hablaremos en el post de hoy.Los edulcorantes más extendidos son la sacarina, el aspartamo, la estevia y los polialcoholes. La sacarina se descubrió en 1879, y es el edulcorante más utilizado. Al igual que casi todos los edulcorantes, la sacarina no suma calorías ni añade energía a nuestro cuerpo. Lo único que tiene en común con el azúcar es su dulzor. En los años 70 se sospechó que podía tener alguna relación con la aparición de tumores, pero los estudios no fueron concluyentes, y hoy en día su consumo es totalmente seguro.
El aspartamo es el que peor prensa tiene de todos los edulcorantes. Quizá la culpa de ello sea que es lo que endulza la CocaCola Light, que es uno de los objetivos en la lucha contra el azúcar (y con razón). El aspartamo se empezó a utilizar a finales de los años 70, una década en la que se produjeron cientos de estudios sobre las causas de cáncer. Uno de estos estudios estaba centrado en el aspartamo. Al igual que con la sacarina, los resultados no fueron concluyentes.
La estevia es un edulcorante popular gracias a su etiqueta de natural: es una planta. Por otro lado, no tiene un sabor tan neutralmente dulce, como el aspartamo, y de ahí que no haya triunfado tanto. Es más reciente que los otros edulcorantes comentados, pero eso no ha impedido que también fuera analizada para ver si existía relación con el cáncer. De nuevo, nada.
Y llegamos al último de los edulcorantes estrella: los polialcoholes. Bajo este nombre engañoso (o casi: algunos alcoholes, como el etanol, surgen de la fermentación del azúcar) se encuentran los edulcorantes más utilizados en mermeladas y versiones light de productos ultraazucarados. A diferencia de los demás edulcorantes, los polialcoholes tienen más sustancia: tienen algunas calorías, aunque residuales, y también añaden algo de energía al organismo, aunque no tanto como el azúcar normal. Son los edulcorantes más modernos, así que todavía no están bajo la sombra de la sospecha.
Tenemos entonces que los edulcorantes apenas tienen calorías y que no añaden esa energía urgente que se almacena en forma de grasa en los michelines. ¿Dónde está el truco? No hay truco, la ciencia ha demostrado que los edulcorantes son más saludables que el azúcar.
No, el verdadero problema de los edulcorantes es que acabes por tomar tantos que desarrolles una adicción al dulce. El dulce es adictivo y de lo que se trata es de no depender de alimentos dulces, lo sean por efecto del azúcar o de los edulcorantes. De nada sirve sustituir el azúcar con edulcorantes si somos igual de adictos, porque cuando falte la mermelada light, nos hartaremos de tigretones, y eso sí que es peligroso para la salud.
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