En IMD estamos a la vanguardia en investigación médica sobre el cabello y así podemos ofrecer los mejores tratamientos a nuestros pacientes. A este respecto, hoy nos gustaría responder a una duda frecuente: ¿qué pruebas son necesarias para diagnosticar una enfermedad del cabello?
Lo primero que hacen nuestros médicos especialistas es analizar visualmente el pelo del paciente y tener una conversación con él para averiguar si está pasando por alguna situación de estrés, cambios hormonales, desequilibrios en la dieta o cualquier otra circunstancia que pueda provocar una enfermedad del cabello.
A partir de ahí, tiene a su disposición las siguientes pruebas para poder emitir un diagnóstico certero, la mayoría de ellas pertenecen al
área de tricología, la ciencia que se encarga de investigar estos problemas capilares:
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Tricograma: se trata de la observación microscópica de la raíz del cabello, de forma que se puedan identificar los bulbos normales o distróficos y la fase evolutiva en la que se encuentra el pelo.
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Fototricograma: con esta técnica se compara mediante fotografías una zona del cuero cabelludo inmediatamente después de ser afeitada y unos días después, con el fin de observar su crecimiento y determinar la proporción entre la fase anagen y telogen.
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Usar el microscopio para observar el tallo del pelo, que previamente se debe haber cortado, no arrancado, del paciente. Algunas veces es necesario el uso del microscopio electrónico.
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Análisis químico del pelo: muy útil para encontrar posibles intoxicaciones accidentales del cabello o anomalías genéticas. Suelen aparecer oligoelementos como el plomo, arsénico, mercurio y cobre.
– Además, si fuera necesario, los doctores pueden recurrir a técnicas como el estudio hormonal, el estudio genético o la biopsia, aunque siempre como fuentes que complementarán el estudio en cada caso.
Como podéis comprobar, si tenéis algún problema capilar y os animáis a
pedir cita en cualquiera de nuestras clínicas, tendréis a vuestra disposición las más avanzadas técnicas para emitir un diagnóstico correcto.